16.1. La carpeta púrpura

17 2 8
                                    

2004

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

2004

Después de escuchar la voz apagada con la que me había llamado Winnie, no dudé en ir. No es porque ella me gustara, pero porque lo que hacía era alocado e intrigante. Sabía que cada viernes ella iría a ver a Stuart a buscar si los datos históricos eran exactos, a ella no se le podía engañar con facilidad, no importaba qué tanta inocencia se le viera en los ojos.

Adormilada, ella me abrió la puerta y señaló una caja con unas cuantas carpetas. Estaba en la penumbra.

—¿Estás cruda? —bromeo intentando hacerla reír, ella de hecho lo hace con agotamiento— ¿Hace cuánto que no duermes?

—Descuida, estoy recuperándome —intentó sonreír— . Dile a Stuart que tengo una situación complicada y que necesitaba reposo, pero que tú eres bastante competente para ayudarle.

—Acabo de graduarme y aún así me dejas trabajo —la beso justo antes de abrir la puerta— . Duerme bien, señorita renuente. Nada de empezar a hacer trabajo extra o pensar excesivamente.

—Lo intentaré —se sienta en la cama con los ojos a punto de cerrarse.

—Te veo luego —me despido, cerrando la puerta detrás de mí.

Famoso guitarrista y cantante, título en física, varias pretendientes, varias fiestas...sin embargo, vine a hacerle un favor a una chica exhausta que conocía bastante y me tenía donde quería.

En esos días no había estado más fascinada por nada más que mis recuerdos. Adoraba ese rostro que veía después de haber estado en trance, diciendo cuanta cosa viniera a mi mente. No era un creyente, pero realmente me interesaba lo que hacían. Winnie era bastante decidida a hacer las cosas, tanto como para rechazar varias citas y reemplazarlas para que leyéramos informes mientras devorábamos comida china.



Había llegado a ese edificio elegante cerca del Central Park, justo como lo recordaba me había dicho Winnie hace unos días. Tomé el elevador, en cuestión de segundos estaba allí. Toco la puerta con suficiente fuerza para que me oiga.

—¿Señor Stuart Hayden? Vengo en reemplazo de Winifred Anderson, mi nombre es...—extendí la mano esperando a que la estrechara, pero sólo me dio una mirada amarga.

—Mark Simon, de quién tanto habla el expediente de Winnie —dice en tono irritado, dejándome pasar.

—Ella no tiene expediente, no toma las sesiones de hipnosis...

—Hasta donde sabes —cierra la puerta echándole una mirada a la caja— . La carpeta púrpura que dice Julia Casablancas.

No era raro que usara ese nombre, era por su gusto a The Strokes. En la carpeta estaba una foto de ella sonriendo, una serie de datos básicos como el cumpleaños y algunas alergias, hasta cosas más pequeñas como color favorito y fobias. Detrás estaban algunas anotaciones del psiquiatra junto el hipnotista, mientras que anexadas iban unas pocas impresiones del diario, resaltadas con color rosa.

Self ConsciousDonde viven las historias. Descúbrelo ahora