43. No es la última, ni la primera vez

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2012

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2012

Tantas cosas habían pasado todos esos años, tantas preocupaciones y buenos momentos como malos. Era tan extraño ahora sentirme tan bien cuando en realidad tenía puntadas a un lado de la cadera y todo parecía un paisaje desastroso.

Apenas abrí los ojos pude notar que Mark estaba sentado a mi lado con la cabeza recostada en mi almohada, su cara estaba enterrada allí, dormía. Tenía los audífonos puestos y uno se había caído, después de unos segundos escuché una de mis canciones favoritas de The Clash.

Intenté despertarlo lo más sutilmente posible, así que comencé a acariciarle el cabello. Pronto vi sus ojos cerrados con fuerza y los manos que tenía sobre la camilla se contraían con mucha suavidad. No tenía idea de qué estaba soñando, pero era preocupante.

Casi no tenía fuerzas para abrir la boca o abrir bien los ojos.

—Mark —intenté decir con unos pequeños golpecitos en la mejilla. Él no se despertaba, tuve que hacer algo que no hacía desde que tenía siete años, abrirle los ojos para que al molestarse se despertara.

Finalmente después de un minuto de hacer eso, levantó la cabeza e hizo un gesto irritado típico de alguien a quien se le despierta de manera abrupta. Se cubrió el rostro y comenzó a desperezarse.

Luego, con una sonrisa cansada se quedó mirándome.

—¿Cómo es que despiertas tan rápido? —logra reír un poco. Me toca el rostro con suavidad, justo como lo estaba haciendo mientras él dormía— Estaba muy preocupado, estas horas son importantes...

—Estoy bien —digo casi en un susurro— . Me siento tan muerta.

—Lo lindo de eso, es que es una broma —sonríe con algo de cansancio— . ¿Cómo te sientes?, ¿necesitas algo?

Yo niego con la cabeza o eso creo hacer.

Mark en medio de un bostezo enciende la pequeña televisión que estaba a un lado, como de costumbre eran noticias lo que se veía a primera, pero cambiamos eso a una película que ambos solíamos ver de pequeños. Él jugaba con los dedos de mi mano mientras yo agarraba fuerzas al acostumbrarme a ignorar lo cansada que me sentía.

Entonces una enfermera entra con una sonrisa radiante.

—Oh —dice con ánimos, su sonrisa era enorme— , mira quién despertó. Debes tener muchas fuerzas para que los labios ya tengan un poco de color.

Intento reír pero me dan ganas de toser y tanto Mark como la enfermera se preocuparon porque parecía estar removiéndome demasiado.

—Nena, ¿estás bien? —la enfermera me mira detenidamente con preocupación hasta que le asiento— Lamento tener que hacer esto y ser la portadora de malas noticias, pero tienes que saberlo. —mira a Mark— ¿Este es tu novio o...?

Self ConsciousDonde viven las historias. Descúbrelo ahora