2012
La mañana de ese sábado, tenía una sensación de fin del mundo, lograba sentirla. Sin embargo, me mantuve completamente normal sirviendo el desayuno con Mark al lado, sabía que las despedidas no eran tan ideales o épicas como solían mostrarse en las películas, pero tenía la esperanza de dar ciertos recuerdos por pequeñas cosas que a mí se me hacen idiotas o paso por alto.
Todo el día no pude evitar no querer abrazar o besar a Mark mientras me ponía el vestido hasta cuando comencé a arreglarme el cabello. Incluso estábamos tan festivos que él dejó pasar todo el álbum de American Idiot.
Estaba casi asegurada a llorar por Wake me up when september ends, aún si era considerada como una de sus canciones más relevantes y escuchadas por sus pseudo fans. Me divertía lo mucho que lograba olvidar o digerir ese nudo fantasmal que aún seguía en mi interior.
A las dos de la tarde estábamos listos, ya esperando conseguir un taxi de suerte, pero la futura esposa de Trevor me ofreció un asiento en su auto con tal de que la ayudara con sus nervios, sabiendo que era una experta para calmar tsunamis en los océanos de sentimientos que lograban ser mis allegados.
Yo de hecho me fui con ella y otras tres damas de honor. Trevor le había entregado una tarea o dos a Mark, así que llegaría después.
Como la típica acompañante de una novia, sólo fue decir unas cuantas palabras y ofrecerle un abrazo para que sus nervios se calmaran.
A decir verdad, no entendía porqué la novia iba primero con las damas de honor. Pero todas mis dudas se disiparon cuando descubrí que ellas de hecho habían alquilado una habitación del hotel para pasar las últimas dos horas sin apuros.
Nos reímos mucho, apenas consumiendo las pequeñas botellas de licor del minibar. Preguntas aquí y allá a la novia, algunas bromas de doble sentido sobre la luna de miel, yo hablando de Hemmingway con su inusual libro, preguntas hacia mí sobre mi rara relación. Todo muy divertido y muy incómodo para mí, sólo recuerdo que habíamos pedido una ronda de helados para nosotras, después de treinta minutos no llegaba.
Llamamos a recepción. Nadie atendía el teléfono.
Fue allí cuando, con una dama de honor que se llamaba Letty, bajé a ver qué ocurría.
La recepción estaba desierta, además que el silencio sugería de por sí que algo estaba mal. Las sospechas aumentaron cuando vi unas gotas de sangre al lado de mi zapato, justo en mi sombra por encima de la alfombra.
—Llama al nueve once —digo en voz baja a Letty— . Quédate cerca.
Busco en mi bolso de mano, no sé porqué mi paranoia me había empujado a guardar un cuchillo allí pero lo sostuve con fuerza mientras me movía al frente con Letty pegada a mi espalda.
—Hola, estamos en el hotel Longsbury y sospechamos que hay alguien peligroso aquí —la escucho a mi espalda— . No hay nadie en la recepción y vimos ma-ma-manchas de sangre por el piso, tratamos de ir a la salida.
Había entendido porqué Letty tartamudeó, las manchas eran más cuando nos acercábamos a la pequeña sala. ¿Dónde estaban los cuerpos entonces?
—Te llevaré a la salida, ¿bien? —le dije con tranquilidad.
—Dime que no vas a quedarte —su voz flaqueaba— . La señora nos dice que si no hay peligro, debemos irnos de inmediato.
—Bien, pero mantente atenta —dije empezando a acelerar.
De repente sentí como ella se aferró a mi muñeca con fuerza. Oía a las patrullas viniendo, pero estaba invadida por el miedo.
—¡Corre! —gritó para empujarme en dirección contraria a la que ella corría.
Yo no pude moverme mucho, al cabo de unos segundos escuché un disparo y me voltee sólo para encontrarme con otro hacia mí. El disparo era tan pobre que me dio a un lado de la cadera, el tirador se acercaba a mí con la mano temblorosa, al mirar a Letty pude saber que era probable que estuviese muerta.
—¿Por qué haces esto? —dije al ver que algunos policías entraban con sigilo.
—Korinna, Korinna, Korinna —Derek rio sombrío, incluso con la mirada se estaba burlando de mí— . Sabías que estaba enamorado de él, ¿tenías que estar en el medio siempre con tus risitas y cuentos infantiles?
—¿Vas a matarme por un hombre? —estaba en el suelo, con una mano sobre mi herida y sin embargo me atreví a reírme en su cara— Siempre supe que eras patética, Aethra, toda una líder y siempre yendo por mí, una pobre vaga que simplemente tuvo suerte. Pero los celos te tenían al tanto, ¿no? Esa niñita no podía ganar todo el tiempo, iba a rendirse en algún momento, ¿no? —fui cínica y vi cómo sus expresiones se volvían cada vez más tensas— Adelante, mátame. Ambas sabemos que tengo la energía para ganarte de nuevo... incluso si es una cosa tan insulsa como lo es Mark.
—¡Él no es insulso! —disparó, para su mala suerte su última bala estaba bien acomodada en mi cadera. Esa fue la peor de las suertes para una mente criminal.
Sabiendo que ya no había peligro, la policía fue por Derek que ya había adoptado esa fachada de estar arrepentido cuando realmente no lo estaba. Se opuso con fuerza a ser arrestado y juzgado por sus crímenes: Había asesinado casi cuarenta personas entre el personal y los pocos usuarios que se encontraban allí, Letty estaba entre ese número –él le había perforado un pulmón–.
Aunque aparentaba estar relajada, por dentro estaba muerta del miedo. Mi cadera no paraba de sangrar y dolía como el demonio tratando de comerme viva. Casi muero si no fuera porque se había quedado sin balas, habría una justo en mi cabeza y de nuevo estaba al comienzo del juego.
Todo por un hombre, no muy distinto a los otros, pero lo especial éramos Aethra y yo. Ambas solíamos ser extremadamente psíquicas, de hecho ella era por mucho mejor que yo en tanto a la magia mientras que por mi lado podía ser una profetisa certera. Nunca le caí bien, sólo me veía como una aprendiz.
Pero ya saben que el amor es la semilla de todo el caos. A ese caos le caí bien, me dejó sana y salva a pesar de tantas situaciones, además de que era agria. Tenía bien claro que nuestra vida no era nuestra, era de Hécate y ella haría buena voluntad si le seguía obedeciendo. De a poco esa obediencia comenzó a desvanecerse, hasta dejar desnuda a esa mujer miedosa ante alguien que tenía la armadura puesta y la voluntad de hacerla a un lado para estar a la par.
Y como alguien que no tolera perder, Aethra saboteó el juego y pidió revancha, una vez tras otra.
Estaba ahora sola, en una ambulancia, con un agujero doloroso en mí y sin embargo no pude evitar sentirme libre. Aún si quedaba la puerta a que Derek se escapara o algo para matarme, pero yo no lo sentía así. Estaba bien.
Pronto las luces blancas del hospital corrieron ante mi vista, si no fuera por el dolor diría que estaba de maravilla. La anestesia se me administró para comenzar la operación.
No era la gran cosa en realidad. Aún si sonaba egoísta en mi cabeza, estaba feliz de estar viva y esperaba que esas personas tuvieran una vida mejor que la que acababan de perder. Los había visto ascender hacia la luz por detrás de Derek cuando me apuntaba a la cabeza, en ese momento la misma luz blanquecina estaba llenando la habitación y me sentía flotar.
Esperaba que ese no fuera el momento de mi fin.
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Self Conscious
RomanceSelf Conscious es la historia de Mark y Winnie, quienes salieron por tres años, los cuales fueron una tremenda confusión por el misterio metafísico que había entre ambos. Todo comienza con una entrevista y lo que se cree como amor a primera vista. S...