27. Querida escapista

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2004

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2004

Winnie era por mucho el mejor enigma con el que me había encontrado. Qué mal que estaba enamorado de ella.

Durante una semana, no me contestó el teléfono, cambió sus horarios, le dijo a sus compañeros de piso que no me dejarán entrar, no tenía información de ella, salvo una carta. Ella siempre dejaba justificada su salida, y esa no era la excepción. La carta me fue entregada en mi último intento a buscarla en casa, estaba en manos de su roommate, Lucy.

Querido Mark:

Ya no me busques más, sabemos que este juego tiene un fin y no será bueno si sigues con esa actitud. Entiendo, estamos enamorados, ahora yo parezco ser la fría pero en realidad me sacrifico por ambos haciendo lo inimaginable desde esa vez que supimos que entre nosotros había conexión: Separarnos.

Es absurdo como después de unos meses ya nos rindamos, pero ya viste que las consecuencias conmigo no son pequeñeces.

No te sientas mal porque esta vez, esta única vez en la que liberas tus sentimientos y pensamientos más profundos, falló. Si te tranquiliza, todo eso se va conmigo, y sólo conmigo, no lo utilizaré para hacerte daño, porque eso sería patético.

Supongo que como siempre andarás buscando respuestas, así que aquí ira en resumen toda la situación: Ya sabes que no soy normal, quizá estarías mejor con alguien más con quien la única pelea sea sobre alguna estupidez como "¿cuál es la película del siglo?" o porque de nuevo está usando tu ropa en público y huele a chica –quizá a chico, no cerremos las opciones (ahí va mi toque optimista, sólo para ti)–. Y no lo digo por despreciarme, es porque esos puntos en tu hombro hablan por sí solos, además la naturaleza se burla por esa combinación (¿una psíquica y una estrella de rock?, ¿a qué demente se le ocurre eso?) y no me vengas por el lado de que soy modelo, porque mi trabajo es más independiente que esa mierda capitalista.

Te amo, pero espero que eso mengüe a la par que tú, sin dolor. Sin embargo, no dejaré de escuchar tu música y ver que hagas las cosas bien, aún si sé que lo tienes todo controlado porque tu lógica es severa.

Nunca fui tuya,
Winifred.

No pude hacer gran cosa que no fuera doblar a su estado original ese papel de líneas azules y gruñir de frustración. Pero debía aceptarlo, ella ya no quería verme y no iba a obligarla a hacerlo.

Con el rostro con expresión seria, no pude darme cuenta que una estúpida lágrima se había escapado. Para cuando la retiré, me sentí extraño, nunca había sido de esos chicos.

Sí, de los chicos que lloran por una chica que fue un papel menor en su vida y no hizo la gran cosa. Pero aunque ella fuera un evento reciente, fue como el meteorito que extinguió a los dinosaurios –tal vez hizo un caos, pero me hizo dar cuenta que podía ser más–.

Self ConsciousDonde viven las historias. Descúbrelo ahora