Capítulo 10 EDITADO

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P.O.V JASPERS

No me lo podía creer, le había hecho daño, a mi mate la lastime, tenía su sangre en mis manos, el olor que desprendía me embriagaba y eso hacía que mi estómago se revolviera.

Después de que llegara la ambulancia me fui del lugar, quería limpiarme cada rastro del daño que le cause.

Llegue a mi manada y fui directo a la ducha, me bañe mil veces para sacarme su olor pero nada, ya se había impregnado en mí.

-¡MALDITASEA CALLATE DE UNA PUTA VEZ!- le grite a mi lobo que no paraba de llorar.

No entendía como le hice aquello, dañe a lo más preciado que tenía.

Me quería morir.

Trate de dormir pero se me venía a la mente sus ojos llorosos suplicando piedad. Me desquite con todo a mi paso, tenía rabia y pena, quería verla pero no le quería hacer más daño.

Deje de comer, me olvide de mí, no hacía mis deberes y todo aquel que entraba a mi habitación se iba con un golpe de algo que lo arrojaba sin ver. Así fueron tres días hasta que ella apareció.

Cuando la vi no me lo podía creer, antes de que ella entrara al cuarto yo ya sentía su olor, creía que era una jugada de mal gusto de mi olfato pero cuando la abrió, algo en mí se removió. Al entrar pude verla claramente, seguía igual que la recordaba, tan hermosa, pero en su miraba había miedo.

Mi lobo sollozó.

Cuando dijo que vino a buscar un collar me sentí fatal, quería abrazarla y tenerla en mis brazos pero el miedo me frenaba, tenía miedo de tocarla y que me rechazara.

Al verla salir de mi habitación me dieron ganas de llorar, ella no me quería perdonar aun cuando me arrodille ante ella, pero me lo merecía, eso y más.

Pero cuando pensé que había tocado fondo ella volvió con una bandeja en sus manos y me comenzó a alimentar. Se veía tan tierna extendiéndome la cuchara que no podía parar de mirarla, de repente sonreía sin decir nada, como si no se diera cuenta de que sonreía. Me encantaría ser el porqué de su sonrisa.

Volvió de haber ido a dejar la bandeja y entro al baño. Estuvo alrededor de 10 minutos y al salir me toma de la mano pero frena de inmediato girándose para ver nuestras manos con el ceño fruncido.

Si, yo también lo sentí, ese cosquilleo desde la palma que llega al alma.

Después de unos minutos mirándola vuelve a avanzar sin soltarme de la mano. Me sentía feliz, no tiene miedo de que le toque.

-Quítate la ropa y metete en la bañera, volveré en un rato más- dice sonrojada.

Le hago casi sin rechistar y cuando entra otra vez yo ya estoy adentro esperándola.

Se arremanga la blusa y se sienta en el retrete. Se estira y alcanza el shampoo echándose en las manos.

-Mójate el pelo.- me ordena y yo me hundo mojándolo y vuelvo a salir.- bien mmmm... me dices si te molesta y me detento ¿ok?- afirmo con la cabeza y suspira. Entierra sus dedos en mi pelo comenzando a masajearlo sacándome un ronroneo involuntario. Me lo aclara y vuelve hacer lo mismo con el acondicionador.

Que relajante esto.

-Mmm... bueno, eh tu cuerpo yo no lo puedo lavar así que de eso te encargas tu- se levanta rápidamente pero yo la detengo.

-¿Por qué no puedes?- ella me mira y se coloca roja como un tomate.

Quería provocarla.

-Porque no- comienza a ver a todos lados nerviosa. Me río y la suelto. Ella inmediatamente sale disparada del baño.

Al terminar me seco para luego vestirme saliendo en busca de ella quien está ayudando a María y Carla. Ellas son las se encargan de la limpieza, las tres dejan mi cuarto como nuevo pero más vacío por todo los muebles rotos y obviamente siguen los agujeros que hice en la pared con mis puños. Ahora solo está mi cama echa, sin almohadas y una silla al lado.

Al verme las dos se van dejándonos solos.    

Mi Mate es ¿lesbiana? ~EDITADO~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora