Capítulo 22 EDITADO

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Bianca me trajo como pudo al castillo y ahí fui recibido inmediatamente por Carla que me iba a dejar la ropa.

Lenta.

Al ver mi estado corre a buscar a la curandera y después de aguantarme mil gruñidos de dolor ya que estaba mi mate a mi lado por lo que tenía que mostrarme valiente, me llevan a mi recamara para descansar por un par de horas. Le pedí a la que me estaba atendiendo que me pusiera vendas por lo que me miro raro y me dijo que en tres o cuatro horas estaría como nuevo y que no era necesario, pero yo no quería que mi mate lo supiera ya que si ve mi recuperación tan rápida tendría que explicarle quien soy y no estoy preparado aun para decírselo.

No quiero que se aleje de mí.

Además estoy demasiado contento ya que gracias a las vendas me ha cuidado y se ha quedado todo el fin de semana acá.

~RECUERDO~

Bianca ha bajado con la excusa de que me preparara algo para que me sienta mejor, mientras yo decido cerrar unos minutos los ojos ya que quede agotadísimo de la pelea sin contar que el ungüento que me echo Marta me está relajando.

Cuando vuelvo abrir los ojos siento un peso en mi lado izquierdo de la cama por lo que me giro a ver qué es lo que lo provoca encontrándome con Bianca durmiendo a mi lado sentada en una mala posición, por lo que no dudo en tomarla en mis brazos y acostarla a mi lado, arropándola cuidadosamente. Parece un ángel con su pelo largo esparramado en la almohada, sus pestañas encrespadas tocándole ligeramente las mejillas, sus labios entre abiertos carnosos y rosaditos.

Se ve que está teniendo un buen sueño, cada cierto tiempo suspira para luego retomar su respiración lenta y pausada.

No me resisto la tentación y me acaricio el rostro levemente pero gracias a eso abre los ojos enfocándome torpemente haciendo que mi corazón se detenga por unos segundos.

Desearía que todos los días yo fuera lo último que viera y lo primero al despertar como también que ella lo fuera para mí.

Un poco adormilada me mira tranquilamente pero después de unos segundos se levanta rápidamente y se coloca roja como un tomate.

-Lo siento, lo que pasa es que cuando subí con la comida tú estabas durmiendo tan profundamente que no quise despertarte y al parecer me quede dormida.- mira para todos lados pero evita mi mirada. Se apresura a acercarse al velador para tomar el plato de comida- iré a calentarlo, debe de estar frio.

-Déjalo- le quito el plato y lo pongo en mi regazo- está bien así.- a pesar de que objeta otra vez no le prestó atención y me lo como así. Está requisito.

-¿Estás bien? ¿Cómo te sientes? ¿No te aplaste verdad?- dice mirándome buscando algo.

-Quédate conmigo.-suelto de golpe y me doy cuenta de que la he sorprendido y quizás la he cagado por lo que lo trato de arreglar- digo... para cuidarme, estoy muy herido y todos están ocupados para cuidarme, aunque sea por el fin de semana.

-Está bien- suspira y sonríe.

~FIN DEL RECUERDO~

Todo estaba marchando bien hasta que se le ocurre hacer preguntas estúpidas, por lo que ahora mismo estamos discutiendo por esas estupideces.

-Es que no entiendo, escuche claramente como unas señoras decían que los lobos te habían atacado por tener retenido a algunos de su manada.

-Que te estoy diciendo que eso es mentira, estoy seguro de que escuchaste mal.

-¡Mierda no! Si te digo que escuche eso es porque lo hice. ¿En dónde tienes esos lobos? ¿Los vas a matar? ¿Vendes sus pieles? ¿Es eso?- esta roja de rabia y es que ya llevamos más de media hora discutiendo por lo mismo, ella acusándome de algo que si hice y yo negándolo.

Y es que ¿Cómo decirle que los tengo en un calabozo porque intentaron entrar y atacar mi manada?

-¡Que no hago nada con esos malditos lobos!

No sé qué dije pero Bianca sale hablando incoherencias abriendo todas las puertas del castillo, buscando en donde tengo a los malditos roges.

-¡Bianca detente!- la giro bruscamente cuando está a punto de abrir la puerta que lleva al sótano pero obviamente la suerte no está de mi lado y se escucha un aullido de allí abajo.

Me mira unos segundos con unos ojos que no pude descifrar y sin más abre la puerta que dirige directamente a los calabozos.

-¿Pero qué mierda?- pronuncia media ida.

¿En qué me he metido Diosa Luna?    

Mi Mate es ¿lesbiana? ~EDITADO~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora