Recordar es Vivir

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Daiana se había ido. Entré al baño como pude, me duché y me rasuré la barba, me acosté en la cama mirando el suelo, me sentia ido, mal, deprimido, desde aquel accidente las cosas habían cambiado. No tenía dudas del amor de Daiana. Sabía que ella me quería, la había escuchado llorar en el Hospital, sabía que estaba allí, conmigo. No dejaba de pensar que este era mi castigo por haberla hecho sufrir tanto, la había engañado con otra personalidad, dispuesto a que fuera mía, sin importarme lo que tuviera que llevarme por delante.
Talvez si no hubiera sido virgen en el momento que iba a violarla, lo hubiera conseguido, pero al darme cuenta de su castidad, había sido un frenazo para mi, uno que me había dejado sumamente confundido, sin saber si sentirme alegre o haberme sentido como me sentía en aquel momento, arrepentido.
Aquella chica me traía de cabezas, siempre la había admirado, me había atraído y me había decidido a conquistarla. Hacerme notar frente a ella, sin ningún resultado, fue entonces cuando mi amor empezó a convertirse en una terrible obsesión. Estaba dispuesto a conseguirla como fuera, así que decidí secuestrarla, aprovechando mi apariencia y mi forma de ser. Era un loco rebelde que no me importaba nada, fumaba, salía en moto, me amanecía, bebía desenfrenadamente, me razuraba la cabeza, tenía malas amistades, vivía rebeldemente. Tenía mucho coraje con ella, nunca se había fijado en mi. A decir verdad no se si le era indiferente, o simplemente no le atraía. Así que me decidí. Me fui a vivir en una cabaña en el bosque, una que usábamos para fines ilegales yo y mis amistades y hablé con mi mejor amigo, para aquel entonces Gustavo. Le dije que usaría la cabaña un tiempo, que no molestaran ni pasarán por allí. Tenían que aceptar ya que teníamos un legado, y así lo hice.

Secuestré a Daiana.....

Como no estaba seguro si me reconocería, siempre me ponia una capucha, nunca me deje ver la cara, ni mi tatuaje. Me llevé un perro que era de Gustavo, estaba entrenado y me servía de guía. Gustavo me dió éter y también lleve cloroformo, droga un poco más rápida para poder llevar mi objetivo a cabo. Empezé a observar a Daiana.  La estudiaba, interactúe con varias amigas de ella sin que se diera cuenta. Como la universidad era tan enorme, llena de pasillos, la perseguía, buscando el momento y el sitio adecuado para lograr mi objetivo. Pero el momento perfecto llegó cuando me enteré que se iría a vivir a otro lugar no muy lejano a la cabaña donde estaba dispuesto a encerrarla.

No pasó mucho tiempo y mis ganas se hacían más grandes. Aquella chica me tenía completamente enamorado, obsesionado, loco por ella. Cuando logré secuestrarla tuve que usar mi fuerza, tuve que golpearla para poder tranquilizarla ya que no estaba dispuesto por ningún motivo a que Daiana me mirara la cara.
La encerré en un calabozo y me iba a la cabaña. Le daba órdenes al perro a que la vigilara. Tenía tantos deseos de besarla, enamorarla, hacerla mí mujer. A veces me daban ganas de quitarme la capucha, dejarme ver la cara y empezar desde cero con ella, enamorarla, pero sabía que sería más difícil. Daiana iba a ser mía, solo mía.
Cuando se escapó de la jaula, mi coraje se desenfrenó, me había descontrolado de tal manera que no pensaba y quise castigarla.

-Dios -dije tragando saliva al recordar aquel momento.

La tiré contra la mesa, ella me miró con un pánico en sus ojos que me llenaron de una satisfacción muy grande. Pagaría por haberse ido, por haberme dejado. Le arranqué la ropa a la fuerza y me decidí a hacerla mía.
Empecé a penetrarla, iba a violarla, pero paso algo.

No se me hizo tan fácil, ella empezó a gritar de dolor y no tardé en darme cuenta que estaba intacta, era completamente virgen, solo la había lastimado, pero su virginidad seguía intacta. Me desconcentré totalmente, sintiendome confuso y me retiré, dejándola allí muerta de miedo y llena de lágrimas.
Daiana había pensado que yo la había violado, pero no abia sido así, me había arrepentido de lo que había hecho, pero no podía dar marcha atrás.
Por eso la llevé a la cabaña, estaba dispuesto a tratarla bien, a enmendar mi error, a enamorarla hasta dejarme ver realmente quien era yo.
Pero se me fue todo a la borda y se me salió de las manos cuando ella se me escapó, dejándome completamente lleno de más dolor, amor y coraje.

AMARTE DUELE (PARTE 2 SECUESTRADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora