No porfavor

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Habían pasado tres meses más......

Yo no conocía a mi hija, no sabido nada de Daiana y la incertidumbre me estaba matando. Ya podía caminar un poco gracias a las terapias que estaba recibiendo. Me dolían un poco las piernas, pero ya había aprendido a vivir con el dolor.
Seguía viviendo en casa de Jay y Melisa solo se había quedado el primer mes luego de su embarazo. Jay me llevaba a ver a mi hija y ella no perdía el tiempo en tratar de enredarme en sus mañas, aunque no había tenido ningún resultado.

Esa mañana me encontraba enfermo de celos, sabía por Criss que Daiana estaba viviendo con Ryan, en que sentido? no quería saberlo, pero tenía que buscarla, traerla a mi lado. Si no lo lograba a las buenas, estaba dispuesto a usar la fuerza. Ya tenía las llaves de la cabaña y estaba completamente decidido. Daiana tendría que darme muchas, pero muchas explicaciones.

-Ya me voy Jay, haré las cosas con cuidado, no te preocupes por mí, me he recuperado bastante, si no vuelvo, sabes donde estaré -le dije a mi amigo que me miraba bastante preocupado.

-No hubo quien te quitará la idea de tu cabeza, haz las cosas bien porfavor.

-Tranquilo -dije dándole una palmada en el hombro.

Me miré al espejo antes de salir. Me había cortado un poco el cabello y me había rasurado la barba. Queria ver a Daiana, hablar con ella, volverla a enamorar.

Detuve el auto frente a la casa de Ryan, pero vacilé en bajarme. Puse mis manos en el volante y suspiré tratando de permanecer tranquilo. Sentía el latir de mi corazón bastante fuerte y sabia que en cualquier momento la furia me cegaria.

-Tranquilo, tranquilo, tranquilo Keinan, está no es la manera -me decia a mi mismo, tratando de controlarme.

Me bajé del auto, caminando a paso lento y toqué la puerta.  La misma se abrió.

Mis ojos se encontraron con los de el, me miró asombrado, poniéndose frente a la puerta.

-Que haces aquí? -dijo bastante disgustado.

-Sabes a lo que vengo, así que déjame pasar. -dije conteniendo la rabia.

-Daiana no quiere saber de ti, no quiere verte.

-No me importa si quiere o no quiere, de aquí no me iré hasta verla, llámala, necesito hablar con mi mujer.

Sonrió sarcástico y tuve que aguantar el impulso de romperle la cara.

-Voy a llevarme a Daiana, te guste o no. -dije decidido.

-Eso es imposible -dijo con una seguridad que me hizo pensar muchas cosas.

-Dejame pasar, Daiana, Daiana -dije empujándo la puerta.

Mis ojos se encontraron con ella y me quedé sin palabras, pero la reacción de ella fue mas allá de sorpresa, fue de incredulidad y mucho miedo.

Mis ojos se encontraron con ella y me quedé sin palabras, pero la reacción de ella fue mas allá de sorpresa, fue de incredulidad y mucho miedo

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AMARTE DUELE (PARTE 2 SECUESTRADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora