Esto esta mal

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Su mirada era intensa, su cuerpo muy varonil, muy pesado, me volvió loca sentirlo sobre el mio y juré que me  desmayaria cuando sus labios se posaron en los mios.  Cerré mis ojos y su boca me embriagó. Mi corazón empezó a palpitar muy fuerte.

No pude dejar de responderle, me había perdido en su mirada, su sonrisa era hermosa, me gustaba aquel hombre, me atraia intensamente y me deje llevar.
Fue un beso suave, tierno, muy leve, pero lo suficientemente caliente para saber que había mas. Empezó a abrirme los labios con los suyos y cuando iba a responderle mas apasionada, se escuchó un ruido desde el pasillo, eran pasos.

Fue cuando comprendi la gravedad del asunto, así que lo empujé rápidamente incorporándome como pude.  El me miró muy serio, pero no dijo nada. Se acomodó sentándose en la cama, al tiempo que entraba su esposa al cuarto dejándome mas fria que un tempano de hielo.

-Keinan! -dijo ella al llegar.

Me sentia aturdida, todavia no podia reponerme de aquel beso y lo miré. El pareció notarlo, ví que  tragó saliva con dificultad y fue entonces cuando reaccionó.

-Daina, llegaste -dijo mirándome, al parecer se habia sorprendido ante la presencia de su esposa.

-Fui a la cita. Y tu, ya empezastes tus terapias?

-No, no aun no señora, estaba, estaba explicándole al Señor como seran sus ejercicios.

Lo miré, seguia aturdido, hizo un gesto confuso, entonces habló.

-Empezaremos ahora Daiana, son dos horas, si quieres puedes quedarte.

-No, adelante, yo estaré en la cocina, vamos mi vida, échale todas las ganas -dijo ella tocándo su hombro.

No pude evitar mirarla, era muy bonita, delgada, tenia su cabello castaño claro un poco mas abajo del hombro. Se veia una mujer muy fina, bastante delicada.  No pude dejar de sentir envidia y la curiosidad pudo mas que yo. Al salir ella del cuarto, mis preguntas empezaron a estallar.

-Es tu esposa?

-Si -dijo el con un simple monosílabo.

-Es muy bonita.

-Lo sé.  -dijo mirándome curioso.

-La quieres? -la pregunta se me habia salido sola de la boca, dejándome mas espantada a mi que a el.

-La amo! -dijo  haciéndome quedar como una tonta.

-Que bien!  -dije sin saber que decir. Queria suavizar aquel momento tan tenso.

Lo vi sonreir y me puse muy nerviosa.

-Lo que pasó, no debió haber pasado -dijo sin reparos, como si lo que hubiera hecho hubiera sido cualquier cosa.

Lo miré incrédula, acaso me habia besado solo por pasar el momento?

-Estuvo mal, lo sé, no se preocupe Señor Mendietta, seré discreta -dije sintiendo un nudo en el pecho.

Me sentia incómoda, tendria que hacer como si nada hubiera pasado, cuando en realidad estaba deseando que volviera a hacerlo. Entonces, porque me habia besado? pensé.

-Bueno, empezaremos con las terapias -dije acercándome sin mirarlo a la cara.

-Melisa -dijo con la voz muy baja.

Lo miré y el corazón se me aceleró otra vez.

-Digame Mendietta.

-Necesito que me ayudes a volver a caminar, necesito tu paciencia.

-No se preocupe Mendietta, para eso trabajo, es mi deber ayudar a mis pacientes y mi objetivo es verlos curados.

-Gracias -dijo levantándo mi barbilla para que lo mirara.

AMARTE DUELE (PARTE 2 SECUESTRADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora