Porfavor, Porfavor

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-Que quieres?
-Nunca vienes por tu hija, que diablos te pasa?

-Estoy aquí, pero me iré rápido Melisa.

-Donde has estado? Te he llamado varias veces al celular y no contestas Keinan porque tienes tanta prisa? Porque volvistes a razurarte así? -me volvia loco con tanta pregunta.

-Ya deja la preguntadera, solo vine a ver a mi hija.

-Contéstame Keinan, dime dónde has estado, sé que no estas con Jay.  Keinan estoy hablándote -me grito fuerte.

Me detuve y la miré.

-Estoy con mi mujer, algún problema? -dije molesto, ante la mirada incrédula de ella.

Se quedó boquiabierta, echándose de lado dejándome pasar al cuarto. Cojí la bebé en brazos y miré a Melisa, quien no dejaba de mirarme furiosa.

Pasé una hora con mi hija antes de dejarla dormida en su cuna y sali del cuarto.

-Porque Keinan? Porque eres así? -dijo llorando

-Vas a ponerte así ahora? -dije cansado de ver tanta lágrima

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-Vas a ponerte así ahora? -dije cansado de ver tanta lágrima.

-Eres malo, esa mujer no te ama, ella está con Ryan, tu lo sabes.

-Cállate -dije furioso -sus palabras me dolían, mi ego estaba herido.

-Eres un idiota Mendietta, yo he sido quien ha estado en tus peores momentos a tu lado, te ayudé en la recuperación de tus piernas y así me pagas? -dijo llorando.

-Melisa no vine a discutir con nadie, tengo que irme, volveré en unos días -dije saliendo a toda prisa de su casa.

Me detuve a mitad del camino, esto había que ponerle un punto final.  Llegué a casa de Ryan, pero lo pensé dos veces antes de bajarme. No quería perder el control. Esperé unos segundos antes de tocar fuerte la puerta.

Su mirada se encontró con la mía y respiré profundo antes de hablarle.

Ryan me miró sorprendido, sus ojos hablaban, pude notar en su cara los golpes que le había dado, tragué en seco otra vez y le hablé

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Ryan me miró sorprendido, sus ojos hablaban, pude notar en su cara los golpes que le había dado, tragué en seco otra vez y le hablé.

-Vengo a decirte solo una cosa -dije con cierta distancia entre nosotros.

-Que haces aquí? Qué es lo que quieres ahora? -dijo furioso

-Quiero que dejes a Daiana en paz. -dije mirándolo a los ojos.

-Que me lo diga ella -contestó enojado.

-No lo hará porque no hablará más contigo, así que quiero que no vuelvas a buscarla -ya sentía la sangre en mis venas, el no se daría por vencido, yo tampoco.

-Mira Mendietta si no he llamado a la policía es por ella, es la que tiene las denuncias en tu contra, pero veo que no te importa la autoridad, eres un problemático. No voy a dejar a Daiana a tu suerte, sabes porque? porque la amo y se que eres tú quien la ha estado presionando a estar a su lado. -dijo furioso.

-Quiero que te mantengas a distancia, porque te juro que no me va a importar estar tras las rejas, pero antes volveré a partirte la cara todas las veces que me sea necesario.

-Amo a Daiana, la amo de verdad -dijo mordiendo sus labios
-se que las hecho sufrir y no vas a descansar hasta verle amargada la vida.

Me estaba controlando pero no podía verlo, mucho menos escucharlo. Caminé unos pasos hacia el, haciendo que  retrocediera un poco. Mi enemigo había salido fuerte, no estaba fácil hablar con el, nos habíamos peleado ya en tres ocasiones y yo sabía que él se defendía muy bien. No se daba por vencido y estaba igual de dispuesto a pelear por ella. Me llevaba ventajas, eso lo sabía muy bien. Se había acostado con mi mujer y al parecer no habían tenido solo sexo. El estaba enamorado de Daiana y Daiana ya no quería estar a mi lado, la idea me calcomia los huesos.
Sabia que aquella lucha no seria fácil.

-Véte Mendietta -dijo finalmente

-Voy a irme Ryan, pero te lo deje advertido, deja a mi mujer en paz, porque si no lo haces no voy a responder con palabras -dije mirándolo a los ojos.

-Vete al infierno Mendietta -lo escuché decir antes de tirar la puerta.

*************

Llegué a la casa buscando a Daiana, sin dar con ella.

-Daiana, Daiana -empezé a llamarla.

Gritaba más fuerte y no hubo contestación.

-Daiana -seguia llamándola

Me quedé petrificado mirando a todos lados. Con Ryan no estaba, eso me tranquilizaba. Mi corazón se alteró y salí fuera de la casa corriendo a ver si la veía.

-Daiana, Daiana -la buscaba como un loco.

Escuché un llanto detrás de la casa, por el tendedero y corrí hacia allí.

-Que te pasa? -dije corriendo hacia ella al ver que se agachaba a devolver.
-Estás sudando, que tienes?

Empezó a devolver hasta que se quedó sin fuerzas desvaneciéndose en el suelo. La sostuve en brazos y corrí con ella hacia dentro de la casa, acostándola en el sillón. Le desabroché la blusa y fui al botín buscando isopropyl, esperando que reaccionara.

-Estas bien? estás pálida -dije pasando mi mano por su cabeza.

-Sali afuera a cojer aire Keinan, me sentia muy mareada. -dijo llorando.

-Ya estoy aquí a tu lado, voy a llevarte al Hospital.

-No, no quiero, llévame al baño porfavor -dijo dándome su mano para que la ayudará a levantar.

La llevé al baño y me quedé a su lado esperando a que se duchara.
Tenia un leve presentimiento y ojalá estuviera equivocado.

AMARTE DUELE (PARTE 2 SECUESTRADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora