Inténtandolo

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Daiana necesitaba pensar, no era real lo que me había dicho, yo no lo sentía así, por eso empezé a mantener un poco de distancia entre nosotros. 

Habían pasado días, desde nuestra última pelea en el baño.

Aunque sus palabras me habían dolido en el alma, yo sabía que no podían ser ciertas . Que tenía que hacer yo para que me perdonará?

Ya tenía tres hijos, dos con Daiana y la hija de Melisa. Se me erizó la piel al pensar en el embarazo de Daiana. De quién era ese bebé? Traté de analizar, pero no podía llegar a una conclusión. Solo el tiempo diría quién era el padre. Ella se había entregado a Ryan. Pensarlo me mataba. 

Hacía calor, así que entre otravez a la casa. Había vuelto a ser como era antes de conocer a Daiana, tanto físico como emocionalmente.  La verdad la había engañado bajo un disfraz, bajo otra personalidad. Estaba bastante delgado, tal vez era el sufrimiento, seguia con el tatuaje, seguía razurándome la cabeza.  Me sentía bien asi. Aunque sabía que a Daiana la mataban los recuerdos, no me importaba.  Entonces, porque seguía empeñado con tanta rebeldía?
No lo sabía. Talvez el rencor y el coraje de saber que se había entregado a Ryan.

-Como has estado amigo? -dije al cojer la llamada.

-Bien -dije sin ganas de hablar.

-Porque no damos una vuelta hoy, que me dices?

-No sé Jay, luego te aviso.

-Espero tu respuesta entonces -dijo cortando la llamada.

Entré al cuarto y me tumbé en la cama mirando el techo. Me sentía muy triste, deprimido. Mi vida giraba en torno a ella. Queria volverla a enamorar y no sabía hacerlo. Tal vez era mi castigo, pensé, el destino me había pagado de igual manera.
Las lágrimas se asomaron a mis ojos, pero no las deje salir. Era un egoísta, un caprichoso. 
Quería besarla, pero tenia miedo a reproches, miedo al rechazo.
Traté de dormir, sin poder conseguirlo.
Me levanté de la cama y busqué ropa. Tenía la barba crecida, pero no tenía ánimos de razurarme. Fui al baño y me duché aprovechándo que ella se encontraba en la cocina.

**********

Estuve buenas horas de tienda en tienda hasta que ví un ramo de flores rojas que me parecieron hermosas y no dudé en comprarlas.

-Ahora Keinan -me dije a mi mismo.
-volvamos a casa.

Miré las flores y las puse sobre mi pecho. Caminé rápido abriendo las rejillas.

 Caminé rápido abriendo las rejillas

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-Daiana -dije con voz suave.

Ella miró sin sorprenderse mucho y siguió haciéndo la comida.

-Son para ti -dije decepcionado ante su reacción.

-Gracias -dijo secamente.

-No te gustaron? -dije con el ramo todavía entre mis manos.

No dijo nada.

Me sentía realmente estúpido.  Cojí el ramo de flores y lo tiré de mala gana sobre la mesa. Estaba consternado, que dificil se me estaba poniendo la cosa.

-Quiero, quiero que salgamos, te gusta la idea? A donde quieres ir dímelo, te llevaré donde quieras. -dije desesperado.

Ella seguía sin mirarme, cortaba una carne. Me acerque a ella quitándole el cuchillo que tenía en sus manos, lo puse sobre el estante.

-Te estoy hablando -levanté su barbilla para que mirara.


-Porqué eres así? -dijo sin ganas de hablar

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-Porqué eres así? -dijo sin ganas de hablar.

Miré el ramo de flores y la miré a ella.

-Ya no me quedan palabras -dije muy desanimado.

-No te entiendo, no comprendo tu vida, tu manera de ser, no logro hacerlo -dijo mirándome a los ojos.

-Daiana -dije acercándome mas, pero se echó hacia atrás, así que me detuve.

-Que hago para que me perdones, ya no me quedan fuerzas -dije con la voz quebrada.

Tomé sus manos entre las mías y las llevé a mi pecho, tenía el corazón desbocado a punto de estallar. Me quedé callado y empezé a llorar. Daiana había hecho de mi nada, me había convertido en una pesadilla para ella y ella me quitaba la vida sin darse cuenta.

Reinó el silencio en aquella casa.  Cerré mis ojos y me ví solo. Como en realidad era, el Keinan de antes.

 Como en realidad era, el Keinan de antes

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AMARTE DUELE (PARTE 2 SECUESTRADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora