Ella se queda, vete

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-Daiana, Daiana

Escuché golpes fuertes en la puerta y sabia que era el. Caminé hasta la ventana y la abri para mirar. Estaba recostado de la pared, junto a sus muletas.

-Que quieres? Keinan.

-Abre la puerta Ryan, se que mi mujer esta aqui, déjame entrar, quiero hablar con ella, vine a buscarla.

Abri la puerta de golpe y el entró, pero no deje que pasara hasta adentro, lo detuve en la entrada. Me miró con ganas de matarme, pero se contuvo. Yo sabia que entre el y yo todavia habia tension. Si habiamos hecho las pases habia sido por ella, por Daiana, por el accidente de el, pero las cosas cambiaban, el la estaba haciendo sufrir y ese si era mi problema, aunque ella solo fuera mi amiga.

Daiana era mi vida y no le permitiria a el ni a nadie que la hicieran llorar. Ya el le habia hecho demasiado.

-Llámala, dile que salga, que nos vamos a casa.

-Ella se queda Keinan, vete.

Le cambió el semblante poniéndose aún mas furioso.

-Daiana, Criss -empezó a llamar muy fuerte -Daiana, Daiana.

-No quiere irse contigo Keinan, me lo dejo saber muy claro y si te abri la puerta es porque ella ahora no esta, salió con Criss.

-Infeliz, yo sabia que no podia confiar en ti -dijo dándome un empujón.

-Lárgate, vete, si me aguanto ya sabes por lo que es, estas paralitico. -le grité muy fuerte.

-No te vas a salir con la tuya Ryan, mi mujer vuelve conmigo, ya veras, no te atrevas a poner los ojos en ella porque te juro que no me van a importar mis piernas. Voy a volver. -dijo tirando la puerta.

Pasaron las horas......

"Fue un martirio vivir asi, fue un infierno, una pesadilla, cada dia que pasaba temia mas por mi, por mi vida, por mi seguridad, queria correr y no podia, queria irme y mis pasos eran lentos, eran cortos, eran contados. Quien se escondia detras de aquella capucha? detras de aquel disfraz?"

-Melisa, Melisa -dijo alguien dando fuerte en la puerta interrumpiendo mi lectura.

Rápidamente volvi a envolverlo en una funda de almohada y lo guardé dentro del hamper de ropas sucias.  Abri la puerta.

-Si, digame Señora Tomasa.

Tomasa era la cocinera de la casa.

-Mendietta te espera en su cuarto, quiere que le des unos masajes, que no te tardes.

-Claro, no hay problema Tomasa -dije con el corazón lleno de alegria.

Atravesé el pasillo, tocando su puerta al llegar.

-Adelante -dijo sin ganas.

Entré y ahi estaba el, tan guapo como siempre.

-Digame Mendietta.

Levantó su mirada y sus ojos se encontraron con los mios. El corazón me dio un vuelco ya que se veia muy guapo, al parecer se habia acabado de levantar y estaba sin camisa, con sus  formadas abdominales a mi vista. Su cabello alborotado y la sombra de la barba ya se le veía. Se estaba quitando el pantalón y no pude dejar de sentir placer solo con mirarlo.

-Cierra la puerta.

El corazón me dio un vuelco al escuchar sus palabras y cerré la puerta con seguro.

-Ven acá -dijo con una voz que despertó en mi mas placer.

-Digame Mendietta.

-Necesito uno de tus ejercicios ahora Melisa, estas dispuesta?

-Claro Señor, usted dira.

-Me duelen las rodillas, vamos a ver que podrás hacer por mi -dijo con media sonrisa.

-Pues adelante, tu dirás a donde nos vamos.

-A la cama -dijo de una forma tan natural, pero tan maliciosa a la vez, que el corazón me dio tremendo vuelco.

Lo ayudé a caminar apoyado de mi hombro hasta la cama.
Se sentó y me miró. Pude jurar que lo habia hecho de pies a cabeza solo en un instante, para luego detenerse en mi cara, en mis labios. Lo vi tragar en seco y entonces me habló muy suave.

-Melisa quiero que me ayudes a levantar otravez porfavor.

-Acabaste de sentarte Señor -dije sorprendida.

-Hazlo, ayudame.

-Bien Mendietta, vamos. -dije sosteniéndolo por sus manos.

-Que martirio -se quejaba de dolor.

-Tranquilo, ya casi estas de pie.

Lo ayudé a levantar y no me habia percatado que me habia quedado arinconada en la esquina de la pared, junto a la puerta de lado y su cuerpo de frente. El me sostenia mis manos, apoyándose contra mi cuerpo. Quise soltarlo, pero no me dejo.

-Melisa -dijo mirándome a los ojos.

El corazón me palpitaba muy fuerte, los nervios los tenia alterado.

-Estas de pie, Mendietta, voy a soltar tus manos.

-No, no quiero que las sueltes,  necesito que me ayudes a caminar sin muletas porfavor.

-Vamos, trata de hacerlo cuando te suelte una mano.

Solté su mano y el dio dos pasos solo, pero no podia mantenerse de pie sin mi ayuda. Lo vi tambalearse y al tratar de sostenerlo, se tropezó contra mi cuerpo y quedé mas arrinconada junto a la pared y su pecho.

-Dios mio lo siento.

-No te preocupes -dije mirándolo.

-Estas bien?

Asenti con la cabeza, pero lo cierto era que me moria de los nervios.  Lo miré, encontrándome a pocos centimetros de su cara y mi respiración se alteró, el se puso serio y bajo su mirada hacia mi boca. No pude evitar pasar mi lengua por mis labios y el hizo lo mismo, trago saliva, luego me miró a los ojos. Lo ví acercarse lentamente hacia mis labios, sostuvo mi cara entre sus manos y me besó suavemente. 

Pensé que me desmayaria. Sentia sus labios calientes, húmedos, su lengua se enredaba con la mia, era un beso apasionado, me dejaba sin respiracion.

Empezé a jadear y lo escuché hacer lo mismo. Pasó una mano sobre mi cintura, atrayéndome hacia su pecho, fue cuando senti su miembro ponerse recto y duro, contacto que me erizo completamente la piel.
No pude evitar pasar mis manos sobre su espalda y fue cuando me soltó, sentándose en la cama nuevamente.  No pude evitar mirar su entrepierna y el sonrió sentándome sobre él.  Me quedé impactada, nunca habia sentido un hombre asi.
Lo miré a los ojos y empezé a besarlo despacio, con una lentitud que me llenaba de un inmenso placer. Senti que me echaba mi vestido hacia arriba al mismo tiempo que dejaba de lado la tirita de las bragas. Me levantó un poco hacia arriba y empezó a sentarme sobre su gran miembro erecto. La sensación nada mas de tocarlo fue enorme, hasta que entre completamente en el, haciéndome gemir mas y mas fuerte con cada movimiento. Me apretó contra el, al tiempo que le daba mas rapido a nuestra marcha. No aguante mas, el orgasmo fue inminente, tan inmenso y tan rápido que lo sostuve por su cabello hundiendo su cara entre mis pechos. El empezó a lamerlos, a besarlos y mis gemidos lo volvieron loco.  Lo senti vaciarse dentro de mi, llenándome de un inmenso placer, retorciéndome en otro orgasmo junto a el. Lo abrazé con fuerza, escuchándolo jadear y su respiracion se agito.

Nos quedamos abrazados, en la misma posicion, no podia creer lo que habia pasado. Aquel hombre me habia hecho el amor con tanta pasión que me sentia llena de vida.

-Keinan -dije sofocada a su oido.

Levantó su mirada, estaba serio, pensativo, fue entonces cuando me levantó de encima de el, obligándome a ponerme en pie. Me miró asustado pasándo sus manos por su cabello, se veía confuso, muy preocupado. Me quedé sin palabras, acaso se habia arrepentido?

-Dios mio -se lamentó mirando el suelo.

Fue entonces cuando comprendi que lo que habia significado tanto para mi, para el habia sido un gran error.

AMARTE DUELE (PARTE 2 SECUESTRADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora