Klaine: Un Amor Imposible {TERMINADA}

Kurt Hummel

Me encuentro sollozando de dolor y tristeza, pensando que en cualquier momento puedo caer y dejar que el mundo me pisotee más de lo que ya lo ha hecho. ¡PERO ES QUE YA NO PUEDO MÁS! No tolero más todas esas humillaciones, los cuchicheos por parte de mis compañeros, el tener que fingir algo que no soy... Me están matando lenta y dolorosamente. Lo que más me duele es que no le puedo decir nada ni a mi propio padre, pues no se como o cual será su reacción...
He hecho los actos más bajos del universo dando besos a mujeres que no me gustan, no por falta de sensualidad humana, nada que ver, no digo que no posean cuerpos deseables, todo lo contrario, se que tienen los cuerpos lindos porque literalmente, ¡desearía tener sus cuerpos! Soy gay y no le puedo decir nada a mi padre, temo y me aterra su reacción.

A veces presiento que el lo ha notado pero, ¿como puedo estar seguro de ello? Y ahora sería el peor momento en el que le podría dar esta noticia ya que su vida se ve tan prometedora, puesto que se ha lanzado a la política y ha derribado a Sue Silvester de su trono y ha ganado. Ahora tiene una relación estable con la madre del chico que me ha gustado hace unos meses. ¡¿A caso puede pasar algo peor en mi vida?! No lo creo.

Carol me agrada mucho, me he hecho cargo de toda la planeación de su boda, que se realizará dentro de unos cuantos meses. Todo ha sido como un gran alivio para mi, una manera de sacar el estrés; pero después de todo esto el miedo y la constante frustración habían vuelto a mi vida... Y todo esto, todos los sentimientos que corren hoy por mis venas se volvieron en nada con la llegada de Dave Karovsky, este bufón del tamaño de un auditorio de fútbol se ha encargado de hacer de que lo poco bueno que aún quedaba en mi vida se convirtiera en una completa porquería.

No tengo nadie que logre calmar mis sentimientos, no tengo ningún soporte sentimental que me saqué del corazón y de la cabeza todo lo que me hace mal. Siento que estoy solo, que nunca encontraré a nadie que me pueda querer de alguna manera especial.

Ser como soy no es fácil, mucho menos extraño. Esto no es algo que yo hubiese podido elegir, es algo que yo he traído desde nacimiento, de genética, aunque las personas no lo ven así.
Suelen pensar que es una enfermedad curable o algo que se puede cambiar si te acuestas una o dos veces con una chica muy linda, pero no es así, esto no es algo que se puede cambiar. Se puede ocultar, eso si, pero nunca jamás lo vas a poder cambiar.

Me levanto del suelo y seco mis lágrimas para dirigirme al baño y mojar mi rostro, lo seco con una toalla y me recuesto para intentar dormir un poco. Pero a los pocos instantes mi teléfono comienza a vibrar por una llamada entrante.
Sin muchas ganas, me giro un poco sobre la cama y estiro mi mano para tomar el ruidoso celular. Rachel Berry.

-Hola -respondo al contestar y sin de mala gana-.

-¡Hay! -dice la morena al otro lado del teléfono-, parece que no te he agarrado de buen humor, amigo.

-No, no es eso -respondo para intentar disimular-. Sólo que estaba a punto de dormir y dime, ¿desde cuando de supone que somos amigos, Berry?

-Desde que me di cuenta de que tu y yo nos parecemos mucho -contestó de modo meloso-, ¿no crees Kurty?

-En primer lugar, no me llames así -dije ya un tanto molesto-. Y en segundo, ¿porque me ofendes diciendo que nos parecemos?

-Porque los dos somos grandes estrellas destinadas a triunfar en los escenarios más cotizados de Broadway, y por ello debemos estar unidos.

-Tienes razón, Berry -dije sentándome en mi cama y ya un poco mas interesado en aquella conversación, ¿para que miento? Me había halagado con sus comentarios, pues yo se que es cierto. Pero ella es la primera que lo reconoce sin ningún problema-... Vamos, dime qué es lo que quieres.

-Necesito que te retires de las inscripciones para el club Glee.

- ¿Y por qué haría eso? -respondí molesto, pero la pregunta resulto tonta después de un silencio por parte de ella y una meditación por parte mía- Ah, ya entiendo. Te sientes intimidada por mi, ¿cierto, Berry?

-¡Por supuesto que no! -replicó ella al escuchar con mucho cuidado todas y cada una de mis palabras- Lo que yo quería es que te retires por tu propio bien, Hummel.

-No me digas -dije irónico. Claro que era por éso, si no ¿por qué más? Era por eso, se siente intimidada la pobrecita; pero conmigo no va a poder, de eso seguro. Me recosté nuevamente-, ¿y luego qué? Me retiro de algún musical de Broadway y te lo cederé amablemente, ¿no?

- Tu no entiendes, Hummel. Yo quiero que te retires porque si entras a este club te humillarán más de lo que ya lo hacen, pero si quieres seguí de necio es tu problema. Yo he cumplido con advertirle. ¡Hasta luego!

Y allí me dejo, colgado del teléfono, la muy descarada.

¿será cierto lo que me ha dicho? ¿las humillaciones aumentarán? Ah! Primero me molesta a punto de dormir, luego me grita y ahora me deja así: sin poder dormir.

No puedo creer que esté considerando retirarme de las audiciones...