ASESINATO

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Sentado en una pequeña habitación de una cabaña cerca de la carretera abandonada, en una silla de madera con ningún otro mueble en el lugar, a plena luz del día. Lamentandome. Sin descanso, el momento en que conocí a Karl.

<<Por Dios>>, pensé <<¿Cuándo se me ocurrió que podía confiar en él?¿Por qué no escuché a Blaine cuando me advirtió sobre él?>>

Kurt se lamenta una y otra vez mentalmente por todos los actos erróneos cometidos en el pasado.

—¿Cómo pude ser tan tonto? —se reclamó en un sollozo— ¿Por qué?... Aaa... ¿Por qué?

Siguió por lamentando la mayor parte de sus decisiones por mucho tiempo más. Lamentaba muchos actos cometidos.

No haber hablado con Blaine antes de sumirse en una depresión que le propició una enfermedad. El no haber sido lo suficientemente fuerte para tomar una elección y decidir (correctamente) con quién desea a pasar la vida. Lamentaba no haberse quedado más tiempo en Acapulco, disfrutando de la compañía de sus seres queridos. De no haber pasado más tiempo en los brazos de Blaine. Besando sus labios. Disfrutando su aroma. Lamentaba haber dicho no a la propuesta de matrimonio de Blaine. Lamentó, quizá más que otra cosa, el haber refugiado todo lo que tenía en la persona equivocada y haber apostado su vida en él. Jamás se lo podría perdonar.

Se equivocó. Lo hizo como nunca lo había hecho antes.

Había depositado todo su ser en una persona que solo buscaba una manera de hacerle sufrir. Deposito toda si confianza y todo lo que le dañaba, cada lágrima, cada lamento, cada suspiro cargado de un lamento o una frustración. Todo. Absolutamente todo, lo había depositado en la persona equivocada.

No podía creer que no se había dado cuenta de que Karl no era quien decía ser. Debió ver las señales. Pero no lo hizo.

Una de las consecuencias del egoísmo.

¿Cómo podría haberse dado cuenta? Karl siempre se había comportado como todo un caballero. Nunca alzaba la voz, no buscaba peleas... Nada.

Aunque tal vez lo veía desde el ángulo equivocado. Quizás lo que Karl hizo no era por malicia. Solo lo había hecho porque estaba desesperado por encontrar la manera de salvar a su madre. A tal punto que, como último recurso, solo le quedaba como opción utilizar uno de los recursos más inadecuados.

Pero ni así. Lo que había hecho no era justificable de ninguna manera.

Pudo resolver sus problemas de otra forma, quizás pidiendo ayuda a Blaine. Quizás no directamente, pero si me lo hubiera pedido yo pude haber abogado por él. Incluso pudo ser su oportunidad de reconciliarse, pero optó por lo más fácil.

Optó por venderme por diez mil pesos.

Ese es mi precio.

Y éste soy yo. Siempre intentando ver lo mejor de las personas a pesar de que me han traicionado.

¡Soy un verdadero idiota!

— Buenas tardes, señorita —dijo una voz conocida, Karovsky—. ¿Al fin te dignas a despertar?

Me limite a mirarlo a los ojos con cierto miedo a lo que podría hacer conmigo. Pero no lleva armas consigo, ¿es una buena señal?

— ¿Qué ocurre? —cuestiona con una sonrisa en su rostro— ¿Te comió la lengua el gato?

— ¿Qué quieres de mi? —dije espantado.

— ¿Qué es lo que quiero de ti? —contestó en tono burlón—. Oh, Hummel... Aunque te lo dijera, no estarías dispuesto a dármelo..

Klaine: Un Amor Imposible {TERMINADA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora