Cuando las diferencias solo te acercan más y el amor de tu vida puede ser ese con el que tanto te gusta pelear.
Ellos se conocen, no hay feeling, pero al final no pueden vivir uno sin el otro.
Conoce esta linda historia, recordando como una vez este...
Había pasado toda una semana en casa de mis padres, me sentía bien, me sentía cuidada. No me dejaban sola ni un momento. Compartíamos cenas y noches de películas. Había recibido llamadas de los chicos, de las chicas y de él. Zayn había llamado y mandado msj todos y cada uno de los días. Seguía rechazándolos, no necesitaba escuchar su voz para darme cuenta que, una vez más, estaba perdonándolo.
Mis padres no preguntaron qué pasó y solo respetaron la poca información que les dí. Únicamente los tranquilicé con que Matt no tenía que ver esta vez. Mi hermano si había llamado y entre las charlas y risas me había preguntado "a quien hay que matar hermanita", no respondí, pero me hizo reír.
Por las noches las lágrimas eran frecuentes y me encontraba preguntando cual era la señal que no vi. Me odiaba al darme cuenta que las vi todas y cada una, pero enamorada de sus besos las obvié... me cegué. Y lo peor de todo era que esas mismas noches me encontraba extrañándolo y en más de una oportunidad buscaba mi teléfono para llamarlo pero me arrepentía al segundo. Creo que había sido el noviazgo más corto de la historia, solo bastó con que me diera vuelta, para que su lado seductor y mujeriego volviera a aparecer y cuando pensaba en ello lo odiaba.
Esa noche era una de las tantas en que lo extrañaba, lo necesitaba cerca, sin importar el dolor que me había causado. Extrañaba su calor, sus caricias, sus palabras dulces y besos llenos de pasión. Agarré el teléfono nuevamente, y sin pensarlo lo llamé. Quería escuchar su voz, sentirlo cerca.
-Eh... Hola? - su voz sonaba adormilada. No había registrado la hora. No respondí, solo quería escucharlo - Hola? Hay alguien ahí? - vuelve a repetir y lo escucho alejarse. Seguramente para mirar la pantalla de su celular - Mia? Mía estás ahí? - respiré hondo, escuchar mi nombre en sus labios era demasiado para mi.
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-Solo quería... perdón por despertarte - digo.
-Acá estoy cuando me necesites, yo... cómo estás? - me pregunta.
-Bien... tranquila... Cómo está... todo por ahí? - pregunto despacio y con miedo a dar un paso equivocado nuevamente.
-Extrañándote... - dice y se queda en silencio. Espero, no sé qué decirle.
-Me alegra que estés bien... - digo algo aturdida por sus palabras.
-No lo estoy bonita... te extraño, como a nadie y si pudieras escucharme...
-Cómo sigue tu recuperación? - pregunto intentando no escuchar lo que dice realmente.
-Hoy me sacaron el yeso, estoy bien... Puedo buscarte cuando me lo pidas - insiste.
-Estoy bien...
-Cuando volvés? Porque pensás volver, no es cierto? -pregunta y su voz suena preocupada.
-Claro... pero no lo sé aún. No sé si pueda... - intento hablar pero me interrumpe.
-Te necesito - dice - Realmente te necesito - sus palabras parecen seguras y quiero creerle, pero la imagen de otra mujer en sus brazos me aturde.
