Cuando las diferencias solo te acercan más y el amor de tu vida puede ser ese con el que tanto te gusta pelear.
Ellos se conocen, no hay feeling, pero al final no pueden vivir uno sin el otro.
Conoce esta linda historia, recordando como una vez este...
Mientras se aleja de mi, no puedo evitar seguir sus pasos con la mirada. Ella gira su rostro y volvemos a encontrarnos en los ojos del otro. Mierda! Está llorando. Por mi.
Y en ese momento nada importa, solo ella y lo que siento cuando la tengo cerca. Me levanto de un salto y corro hacia el ascensor. Antes de que las puertas se cierren, mi mano las detienen. Mia levanta su rostro humedecido, mientras con una mano intenta correr las lágrimas antes derramadas. Me acerco a ella y quito sus manos de su rostro para reemplazarlas por las mías. Seco cada una de sus lágrimas. Y levanto su cabeza para que pueda verme.
-Dios bonita... no puedo con esto - digo finalmente.
-No lo entiendo... no te entiendo Zayn - reclama.
-Sos demasiado para mi... no puedo... - sus labios sobre los míos me agarran por sorpresa y no hace falta que insista, respondo rápidamente, encajando nuestras bocas como tantas veces lo imaginé en estos días.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
-Yo tampoco puedo - dice sobre mis labios dejando un pequeño beso.
-No quiero lastimarte... - un susurro me interrumpe rápidamente.
-No soy de porcelana. No me rompo fácilmente Zayn - me estaba invitando a continuar y mi cuerpo respondía a sus palabras. El calor llegaba a cada rincón de mi y el ascensor ya no era el lugar apropiado.
La beso con deseperación, con todo lo que tengo. Hace días que la veo rodando frente a mi con sus sonrisas a través de la cámara, sus bikinis de infarto y sus vestidos sexys. No había nada que me detuviera ahora que había empezado y que había decidido darle lo que pedía, aunque termine siendo yo el que se rompa.
-No digas eso bonita - digo agitado en sus labios - no podré determe... - le suplico que me detenga porque yo ya no tengo fuerzas para hacelo. Una vez que el roce de sus labios tocaron los mios, toda la fuerza desapareció y ganó el deseo y las ganas de prolongar este momento todo lo que sea posible.
Las puertas se abren. Sé que es su piso ya que nunca apreté el boton del mío. No quiero dejarla ir, pero tampoco quiero presionarla más, aunque muero por más, mucho más.
-No quiero que te detengas bonito - dice finalmente y vuelve a mis labios. Salimos enredados de esa caja metálica y dando tropiezos llegamos a su puerta. La acorralo contra ella y presiono mi cuerpo con el suyo. No puedo soltar sus caderas. Sus manos enganchadas en mi nuca, acariciando con sus dedos mi pelo. Nada más que eso para que el fuego en mi interior se avive.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
