Capítulo 9 | Invitación.

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 Había pasado una semana desde esa terrible experiencia de acompañar a mi amigo al hospital y también, casi una semana que concluí mi semestre en la Universidad. Había recibido dos noticias: la buena era que, había terminado mis clases con notas aceptables, o buenas, aunque no excelentes y por ende, mis padres me llamaron como locos queriendo obtener las palabras que jamás les diría.

 Querían que regresase al país, pero no lo haría por la sencilla razón que la vida allá no es tan...¿Cómo decirlo?...Tan buena como aquí. No a lo económico, sino a la sociedad en sí. En América, la mayoría de las personas te juzgan por tus rasgos físicos, religión, color de piel y hasta por nacionalidad, sin olvidar el hecho que soy gay y no era bien visto por la mitad de la población de mi país, según una encuesta. Y en Londres, la ciudad más cosmopolita del mundo —en mi opinión— era todo lo contrario.

 Y bueno, la mala noticia era que, la Embajada ya había tardado en confirmar mi renovación para la beca de mis estudios. Mis días estaban en suspenso desde entonces. Tenía 3 días que no comía bien o me sentía nervioso, ¿Y cómo no? 

 El trabajo con Scott era más rutinario que de costumbre. La gente, por el invierno, iba a consumir más café de lo normal y casi no tenía tiempo de platicar con ninguno de los clientes más que para lo esencial. Y por eso, me refería a Marcus Fisher. Sí. Había estado yendo a la cafetería desde la última vez que conversamos aunque él parecía estar un poco más sonriente hasta que su novia llegaba o al menos eso logré observar. No lo sé. Quizás Josh tenía razón. Debería olvidarme de él porque seguro no era gay, siquiera bisexual, y si lo fuera, ¿Por qué habría que fijarse en mí? 

—Hola, Marcus, ¿Qué pedirás esta vez? —expresé, sacando mi libreta y el bolígrafo.

—Lo mismo de siempre. Un expreso —me dijo volteando a los lados.

—¿Pasa algo? —pregunté tomando los cubiertos de otros clientes que se habían marchado hacía unos pocos minutos.

—No. Es sólo que yo... —se tomó el cabello— no quiero ver a Jessica hoy.

 Y todo iba bien siempre hasta que salía ella como tema. Comenzaba a pensar incluso, que lo hacía a propósito. Aún no sabía que tanto odio tuviera ella contra mí, pero cada día iba disminuyendo la importancia a eso. 

—Deberías hablar con ella —me di la vuelta y me marché a paso apresurado.

 El reloj marcaba las 7:45p.m y en menos de 15 minutos terminaría mi día laboral, pero llegaban más personas a la cafetería que auguraba que me iría hasta que Scott lo dijera. 

—Oye, te vi con aquel chico de anteojos, ¿Ese es tu enamorado, cierto? 

 Escuché a Robin decirlo en mi oído y me giré impresionado a verlo. Tenía mucho tiempo que lo había comentado pero nunca pensé que averiguara quién era el tal Marcus del que tanto hablaba.

—¿Acaso eres detective? Tu trabajo aquí es ser el barista. Sólo concéntrate en eso—recriminé un poco enfadado y a la vez sorprendido.

—No te enfades...sólo lo intuí pero veo que es él. 

 Tan sólo giré mis ojos a otra dirección. No le tomé tanta importancia al asunto y continué trabajando hasta que por fin no quedaba nadie. Mis pies dolían un poco, pero el único consuelo que tenía es que Josh me había invitado a pasar la noche en su departamento y pediría comida tailandesa para cenar.

—Noel, ya es hora de que te marches —Scott habló.

—Vale. Nos vemos mañana entonces.

 Pasé mi tarjeta por la máquina que marcaba las horas trabajadas. Tomé la pequeña mochila que había adquirido en los mercados callejeros del este de la ciudad, saqué mi gran abrigo y antes de salir del local, me hablaron.

Perdido en sus ojos [Gay] (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora