Capítulo 47 | Un desenlace en Londres I.

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¡Lo prometido es deuda!  Posteo el segundo capítulo del día y ya saben, lectorcillas/os, ¡quiero leerlos y ver esos votos para actualizar pronto! (cuando escribí esto, ya estaba con los capítulos restantes...)

En lo largo de estas últimas actualizaciones de "Perdido en sus ojos" me gustaría darles la libertad de que comenten sin miedo alguno *tampoco es que antes lo prohibiera* pero como ya casi termina la novela, quiero que dejen su opinión respecto a ésta. Sé que el libro tiene fallos en ortografía, gramática y hasta de tiempos verbales. Quise hacerlo lo más entendible posible para que más personas de LATM y Europa comprendieran lo que quería explicar, ya que considero que una buena novela no tiene barreras de lengua, o en este caso, de modismos.

Sin más, espero sus VOTOS (70 p/capítulo en los que hoy subí para actualizar rápido) ☺♥

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*Narra Noel*

Vale, que lo que acaba de suceder era muy inesperado. No lograba entender la conexión de cómo el abogado favorito de los poderosos Fisher me había salvado. Era una decisión que parecía fácil. Pero en el fondo no lo era del todo.

—Déjenle bajar del aeroplano o si no llamo a la televisora nacional para que todo el país vea la clase de policía que son —resonó con fuerza la voz de Michael Gibson mientras una policía obedecía y me liberaba de las molestas e incómodas esposas.

Salí del avión y después de una revisión muy incómoda, regresé a la sala de espera de inmigración. Ahí, aún estaban Josh y Alice atentos a que apareciera por la puerta de embarque.

—Gibson, veo que eres el abogado de —me miró con desdén— este chico. No sé que se trae Richard y Miriam Fisher con esto. Tal vez se trate de la obra de caridad del año, pero aunque no sea deportado no puede entrar al país sin un nuevo visado.

 Tal vez se trate de la obra de caridad del año, pero aunque no sea deportado no puede entrar al país sin un nuevo visado

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—Capitán Edwards, dígale a su superior que lo comprendo y el chico lo sabe.

En realidad, mentía el abogado. Yo pensaba que, aunque ya no me fueran a deportar de una manera humillante, al menos podía regresar al apartamento por algunos recuerdos. Que mis atuendos en una maleta descuidada no eran todo lo que Londres me había dado en estos meses.

—Fingiré creerle, Michael —le lanzó una mirada hostil y después se dirigió a mí— no puedes pasar de ese retén de migración y tienes dos horas para tomar un vuelo a donde sea que te hayan prometido.

Asentí un tanto molesto, pero no desistí de la idea de pasar a la sala de espera sólo por el castaño, la rubia y...el de ojos grises. Kyros. Sin embargo, no lo veía por el lugar. Y de pronto, recordé que la policía lo había tacleado en su intento de hablar conmigo por última vez.

—¿Dónde está Kyros?

—Enseguida le traen de regreso.

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Perdido en sus ojos [Gay] (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora