Perdido en sus ojos [Gay] (TERMINADA)

Capítulo 29 | La fotocopiadora.

¡Chicaas, chicoos! ¿Cómo va su día? xD ¡Espero que bien! ^^

Ya hemos superado las 5K visitas, y vamos por muchas más♥. En serio, chicxs, muchas gracias por el apoyo que han brindado a la novela☺. Casi es el capítulo 30 y tal vez sea hora de ir definiendo la recta final de "Perdido en sus ojos".

Si para el domingo llegamos a los 750 votos, maratón seguro ☻

Ahora les dejo con el capítulo que les debía ♣

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Coloqué los auriculares color blanco en mis oídos y eso sería lo único que escucharía durante la noche. Al menos hasta que durmiera, pero, la música de fondo seguiría tocando.

Estaba más tranquilo por el hecho de que, Kyros había prometido contactarme de alguna manera para solucionar el conflicto con su familia. Al menos eso esperaba.

—Debes marcharte, Noel. No es seguro estar en medio de este barrio. Y-yo —hizo un silencio que me aterró por un segundo— yo iré a buscarte pronto para hablar más.

Regresé del oeste de la ciudad al caer la noche. Las calles cercanas al edificio donde se encontraba mi pequeño flat lucían semivacías. Tal vez la razón era un partido de fútbol.

—Vaya, por fin conozco a un ser que no está viendo deportes —expresé con satisfacción al abrir la puerta del departamento y ver a Josh en la iMac.

El castaño siguió jugando en línea y después decidimos cenar. El amante de los cómics masticaba el cereal sabor chocolate demasiado hambriento.

—La última vez habías mencionado que parecía excremento de conejo —reí, señalando su tazón.

—Ese maldito juego por internet saca mis instintos desconocidos, tío, ¡Derrotamos a dos sujetos del nivel 20!

Aunque no entendí de qué iba el videojuego de Josh sólo asentí, riendo. Desde aquel día de la carta de Damien, no había cruzado palabra con Josh sobre Kyros. No lo haría hasta que pudiera decir que las cosas con él mejorarían.

Me dirigí a mi habitación a dormir esperando que el siguiente día fuera mejor.

*

Después de una ducha y cepillarme los dientes, por fin disfrutaría de un domingo cómo debía. Me dirigía al hospital con el de cabello café para que por fin pudiera ser libre. Aún tenía el yeso en mi brazo izquierdo, tras durar un poco más de un mes sin ese brazo de manera funcional.

—Aún no sé cómo Chris pudo hacer esto —se lamentó Josh.

—Lo sé. Ese chico no sabe conducir —respondí molesto.