Capítulo 44 | La salida.

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 ¡Qué va! ¡Pero si han sido más de cuatro meses sin vida! Primero, quiero ofrecer una disculpa a todxs mis lectorxs. Se atravesaron tantas cosas en mi vida...el primer noviazgo, mi cumpleaños, exámenes finales de universidad y bueno...lo más reciente —mi primera ruptura amorosa— así que me tomé un tiempo para mí. Espero que comprendan un poco la situación <3

Sin más, espero disfruten el cap. ♦ NO SE OLVIDEN DE VOTAR

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*Narra Noel*

 Toda la sala de juicios me miraba, incluido el Juez de mirada fría y azul como el mismísimo hielo. Marcus estaba delante de mí, a no más de cuarenta centímetros mostrándome un anillo de compromiso.

 Tragué duro. Los latidos de mi corazón comenzaban a latir fuerte como cuando le vi por primera vez en el colectivo. Pero, muchas cosas habían sucedido desde entonces... ¡Y vaya que sí!

 Cerré los ojos en señal de que, si todo se tratara de un sueño, terminara ya. Era una pésima broma de mi subconsciente, pero al parecer no era nada de eso. Joder.

—Responde, chico —expresó un hombre que, estaba a punto de ser enjuiciado, probablemente por lo mismo que yo.

 Le miré e hice lo propio con Marcus Fisher. Sus ojos color jade iban perdiendo brillo al pasar los segundos. Noté como su mirada de alegría cambió a una de compasión.

—¡Señor Fisher, pido más respeto para esta sala!

El Juez habló, pero fue para oídos sordos. Nadie hizo caso en realidad.

—T-tan s-sólo di algo —finalmente, Marcus formuló una oración.

—Yo...no sé qué decir a esto...

—Eres un chico maravilloso y aunque te conozco de poco, quiero salvarte de todo lo que he provocado de alguna manera.

—P-pero, tú...

—Sólo responde...

 El magistrado inhaló de manera sonora

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 El magistrado inhaló de manera sonora. Se puso de pie de su asiento del estrado y avanzó hacia nosotros. Su compostura parecía de un hombre gruñón, enfadado; que explotaría.

—Venga, señor González. Acepte y terminemos con todo esto —expresó el Juez.

 Me sorprendió su respuesta. Cerré los ojos y apreté mis dos puños en señal de enojo. Parecía que todo el país ahora tenía compasión de un chico extranjero que había sido enjuiciado de manera injusta y ahora por razones extrañas, estaba a punto de ser salvado de una deportación vergonzosa.

—D-dame una oportunidad...vamos —no pude resistir demasiado la manera en cómo el chico de ojos color verde me miraba, aún con una pierna en el suelo.

Perdido en sus ojos [Gay] (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora