Capítulo 26 | Descubriendo la verdad II.

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¡Chicxs! ¡Se cumplió el reto! 😊 Muchísimas gracias por sus votos y comentarios, sepan que siempre leo sus opiniones y sugerencias. Sin más, les dejo el MARATÓN de hoy.

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Los labios de Marcus sabían a café y menta. Una ráfaga fría de viento golpeó de manera abrupta mi rostro que hizo que abriera los ojos de inmediato. La escena la viví en cámara lenta. El chico de gafas me tocó la mejilla derecha y sonrió. Mi corazón latía tan rápido que hasta pensé que él podría estar escuchando mis latidos.

Miré hacia el suelo y después hacia los lados. Como si alguien me vigilara y supiera que estaba haciendo algo indebido. Un coche rojo pasó con velocidad tan ínfima. Ya no tenía el valor para salir corriendo como aquella vez con el griego.

Kyros. El chico de ojos grises. A pesar de acabar de besar al inglés, de inmediato pensé en él. Era mi novio. Mi conciencia definitivamente no me iba a dejar descasar.

—Creo que debí haber mandado señales —soltó el de ojos verdes dejando de tocar mi rostro, y sonriendo, apenado.

—Creo que debí haber mandado señales —soltó el de ojos verdes dejando de tocar mi rostro, y sonriendo, apenado

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Sonreí, bajé la mirada y por un momento me sentí tan bien. Pero, después, se dio la media vuelta sin antes decirme que lo siguiera. Fueron cinco manzanas y paramos justo afuera de una casa que bien podría parecer sacada de una revista donde se muestra la gente rica presumiendo sus propiedades. No era una mansión, pero vamos, que sabía muy bien que Londres no era precisamente la ciudad con alquileres y casas en bajos precios.

—Y-yo me tengo que marchar.

—Que podría hacer un poco de té y platicar, ya sabes...sobre lo que quieras.

—N-no. En serio, me tengo que ir —respondí sintiéndome peor por siquiera haberle seguido hasta lo que suponía era su casa.

Me quedé petrificado después de lanzar la oración como si un hechizo se hubiera apoderado de mí. Él, se acercó de nuevo a mí y me besó, pero no en los labios. En la mano.

—Vale. Cuídate.

Me marché sudando y muy pero muy nervioso. Tenía unas terribles ganas de llorar como un bebé. Había fallado a mi tan preciada y presumible moral y le había sido infiel al chico del fútbol de mano. Tomé el móvil y llamé a la única persona que podría contarle todo sin juzgarme. O bueno, tal vez no en exceso.

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El enfado de Josh estaba en su esplendor desde que lo cité en la tienda de videojuegos y le platiqué todo sobre Marcus Fisher. No se me ocurrió mejor idea que decirle la verdad en su hábitat. Tal vez y funcionaría mejor y no fuera tan grande el sermón.

Perdido en sus ojos [Gay] (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora