En un santiamén, el domingo había caído sobre nosotros. Debía controlar mi sistema nervioso, pues según Josh, estaba más desesperante de lo normal. Y no lo culpaba. Robin y yo decidimos ir a la cafetería más temprano de lo normal para cumplir con las horas laborales requeridas con nuestro jefe y así no nos despidiera, pues a las 3 de la tarde partiríamos hacia el cinema.
El día pintaba para que fuera soleado e incluso hiciera un poco de calor. Según escuché a varios clientes decir que era producto del calentamiento global y el cambio climático. Les daba la razón aunque por hoy me importaba un carajo el derretimiento de los glaciares.
—Hey, deberías pensar en los pobres osos polares quedándose sin hogar —escuché a Josh decirme mientras limpiaba la barra del New Age.
—Cállate —le reproché— no deberías estar aquí, sabes que le caes un poco mal a Scott por lo del otra vez.
—¿Si? Pues tal vez él deba agradecerme pues invité a toda la clase a tomar un buen café aquí —sonrió.
Y casi me hace sonreír a mí también de no ser porque invitó también a Marcus Fisher. Desde hace algunos días, el chico de ojos verdes y anteojos negros estaba un poco distanciado. Tal vez cometí el error de creer que seríamos amigos, ya que por lo visto, no podríamos a llegar a nada más que eso, pero parecía que mis expectativas eran muy altas para siquiera tener una amistad con él.
El problema era que, siquiera me miraba cuando tomaba su orden y las dos veces que había venido al café desde entonces, lo hacía con su novia la pelirroja que me sonreía con burla.
—Tú lo has dicho. Invitaste a tu clase, no a otros entrometidos.
—Oh viejo, calma. Nadie te hará daño, estoy aquí cuidando que ella no se meta contigo.
Me volteé y me digné a sólo hacer una mueca y al voltear Josh ya se había ido con la rubia con pechos voluptuosos y me había dejado allí solo.
—¿Preparado para la película? Estoy seguro que te va a encantar —me tomó del hombro Robin, sorprendiéndome.
Sonreí un poco extrañado y me limité a atender a los clientes que recién llegaban. Casi agradecí a los dioses del café cuando Scott me ordenó ir al área de lavabo, pues así no tendría que tomar el pedido de esos molestos futuros arquitectos.
Entre jabón para trastos y esponjas, finalmente terminé de asear muchos cubiertos y tazas. Miré el reloj y tenía cinco minutos más para terminar el laburo. Por fin salí de la cocina y me dirigí a tomar todos los cubiertos de los clientes que yacían en las mesas. Me sorprendí un poco que donde había estado Marcus estaba un papel. La primera impresión fue negativa, pues quizás era un insulto de la novia de éste, aunque ya no podía empeorar la situación. Abrí el pequeño papel amarillo pálido, decía:
"Cuídate"
Arrojé al papel a la basura de inmediato, pero traté de no tomarle demasiada importancia. No sé de qué iba la nota, además, pudo haber sido escrita por cualquiera y mi mente podría estar creando historias que en la vida real no son nada más que fantasía pura.
Finalmente, Robin y yo salimos del café con destino a la parada del autobús. Él iba muy parlanchín para mi gusto, pero mi corazón trataba de decirle a mi mente que se dejara de tonterías por lo menos hoy. Debía divertirme en la especie de cita de arrepentimiento con el barista del lugar donde trabajo por mi bien propio. Sería demasiado embarazoso que todo saliera mal y tuviéramos que vernos todos los días.
—Lo siento por llevarte a nuestra cita en autobús pero creo que es la manera más rápida de llegar al cine —rió leve mi acompañante tocándose el cabello con cierta pena.
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Perdido en sus ojos [Gay] (TERMINADA)
Romance¿Imaginas tu vida viviendo en un país que no es el tuyo, a miles de kilómetros de distancia y que además estés tu sola/o? Esa es la historia de Noel. Un chico de un país de América Latina que gana una beca en una universidad de la inmensa Lon...