Capítulo 37 | El abogado.

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¡Hola de nuevo, chicxs! Lo prometido es deuda: un nuevo capítulo. Me ayudaría demasiado que VOTEN y comenten. Sin más, aquí el cap. de hoy.

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*Narra Noel*

Mis manos estaban a una temperatura que casi podía jurar que se congelarían. La noche en una celda era más fría de lo que sería si estuviera en mi departamento. Algunos reporteros hacían guardia en la comisaría para la portada de los periódicos unas horas más tarde. Genial, lo que buscaba: fama por ser un loco pirómano.

Josh trajo galletas y un poco de zumo de manzana. Se acaba de marchar con la rubia de grandes pechos —como él la llamaba siempre— y escuché que Marcus merodeaba por el lugar. No tenía ánimos de lidiar con él.

—Este es el lugar para la basura —expresó un policía, sacándome de mis pensamientos.

Miré a los alrededores y por lo visto, era el único en el lugar. Era obvio que el comentario venía con flechas cargadas hacia mí. Me disponía a intentar hacerle frente a sus palabras, pero noté en sus ojos una inmensa furia. Lanzó un escupitajo que cayó a unos centímetros de mí. Comencé a llorar. Era tratado como el peor ser humano.

*Narra Josh*

Aunque recién el alba estaba en su máxima expresión, no quería siquiera poner un pie fuera de la cama. Habíamos pasado lo que quedó de la noche en su departamento. Estaba abatido. Incluso rechacé tener sexo con Alice. No podía hacerlo mientras mi amigo estaba en prisión por una injusticia.

Miré el reloj. El móvil indicaba que pasaban seis minutos después de las ocho con treinta. La de cabello dorado me abrazaba con fuerza cada vez que intentaba ponerme en pie de una buena vez.

 La de cabello dorado me abrazaba con fuerza cada vez que intentaba ponerme en pie de una buena vez

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—Iré a preparar el desayuno —mentí.

—Vale...

Salí de la habitación y me dirigí al pequeño balcón justo afuera de la cocina. El lugar de Alice era muy mono, demasiado diría yo. No imaginé que tuviera mucha pasta. Miré al horizonte. El aire se sentía incluso un poco cálido. Sentí sus brazos detrás de mí.

—Sacaremos a tu amigo de este problema. Ha llamado Marcus, quiere vernos...

—No sé si lo logremos sin un buen abogado. Son caros y no tengo ni una maldita libra disponible.

—¿Olvidas que Marcus Fisher quiere sacar a Noel? ¿Escuchaste bien? Son los Fisher. Ellos pueden contratar a cualquier buen abogado. Incluso, podría hablar con papá para que nos diera un poco de dinero...

—Tonterías, Alice. No lo hagas, quiero decir, yo soy su amigo y yo debo...

—Todos debemos ayudar —me giró sobre ella e hicimos contacto visual por primera vez desde anoche.

Perdido en sus ojos [Gay] (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora