¡Bien! Aunque sé que no llegamos a los votos por capítulo que dejé como reto, actualizaré dado que casi es el final. Muchas/os de ustedes me han preguntado a lo largo de los últimos capítulos si habrá una segunda parte.La cuestión es que...eso lo diré de en el último capítulo 😉 Sin más, disfruten la actualización de hoy... ♥
Me daría ánimo para terminar de subir la historia completa de esta novela lo antes posible si veo MUCHOS VOTOS 😊, ¡Síganme en Twitter!: twitter.com/_strayalover.
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*Narra Jessica*
Aún no podía creer cómo pude haber sido tan idiota por creer en la bruja de Olivia. El juez había puesto un cargo de dos años de prisión sin fianza y doscientos mil libras por los daños hechos en la Universidad. El juicio fue rápido y casi juraría que la maldita de Olivia estaba detrás de ello.
—Jessica, ¿cómo has sido capaz de hacer eso? —mi madre sollozaba mientras hablaba conmigo en la sala de visitas de la prisión femenina.
No sabía cómo había sucedido pero la Fiscal de Londres había dicho que era demasiado peligrosa para estar en la ciudad, por ello, ahora estaba en una una prisión en medio de la nada. Por las noches mis oídos eran torturados por un silencio aturdidor que me hacía recordar que cuando saliera, me vengaría de todos.
—Tengo hambre, espero hayas conseguido esas galletas de chocolate que te pedí.
—¿Cómo has podido hacerlo? Tu padre está intentando que te reduzcan la condena, aunque la Fiscalía no cede.
—Quiero mis galletas —dije con tono molesto y vi cómo de un pequeño bolso sacó un paquete de galletas. Las tomé lo más rápido que pude y me dispuse a devorarlas.
En prisión la comida era lo que seguía de pésima. Lo bueno de la situación era el hecho de tener algunas compañeras que podían hacerme esa clase favores con sujetos peligrosos para que los Fisher pagaran.
—Dime que el sujeto extranjero fue deportado —alcé la voz.
—Y-yo no lo sé...
—¡Por Dios, Ross! ¡Deberías saberlo!
Ella asintió un poco sumisa. Mi madre no tenía ese carácter tan subyugado, pero desde que estoy aquí pareciera que ha aparecido esa depresión.
—¿Tú eres Jessica Wood?
En la escena nos interrumpió un sujeto que era policía. Tenía aspecto de malo de película si era sincera. O era eso o tal vez la cárcel había cambiado mi mente.
—Piérdete, aún no terminan los quince minutos de las visitas.
Mi madre me miró con miedo y centró su visión en el guardia de seguridad con un tanto de pena. Él, clavó sus ojos en ella y después en mí. Se volteó y caminó a por una silla de madera que estaba en una esquina de aquel cuarto.
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Perdido en sus ojos [Gay] (TERMINADA)
Romance¿Imaginas tu vida viviendo en un país que no es el tuyo, a miles de kilómetros de distancia y que además estés tu sola/o? Esa es la historia de Noel. Un chico de un país de América Latina que gana una beca en una universidad de la inmensa Lon...