Capítulo 16 | El primer beso.

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Jessica y yo llevábamos conversando por WhatsApp desde hace algunos días atrás. Me extrañó demasiado su cambio de actitud. Y cómo no el llegar de la nada y decirme sin más que su relación con el amado y codiciado chico ojo verde había terminado.

Incluso Josh pensaba que había algo malo detrás de todo eso, aunque por increíble que parezca, yo, rechazaba pensar mal. Había algo en la pelirroja que hacía que le creyera. A pesar que ella fuera la responsable en parte de mi brazo sin movilidad por algunas semanas, me había pedido perdón. Pero lo más oscuro o raro llegó cuando ese mismo día en el parque me dijo:

—Sí. He terminado con Fisher. Ahora tienes el camino libre —comentó para después suspirar y bajar su mirada.

Aunque no pregunté de qué iba su frase o a qué se refería, decidí ser amable y tener empatía hacía la de cabello naranja.

Hoy era 29 de diciembre. Por fin me había decidido hablar con Kyros y para eso, hablaríamos en un parque cerca de la casa del griego. Quería tranquilidad. No sabía exactamente lo que diría pero quería ser claro.

—Deberías ducharte, colega. Que te he dicho más de una vez que lo que traes con Giorgios terminará en boda debajo de el Acrópolis de Atenas —se burló a la vez que subía sus pies a la cara mesa de madera que ya estaba resignado que perdería su valor pronto.

 Que te he dicho más de una vez que lo que traes con Giorgios terminará en boda debajo de el Acrópolis de Atenas —se burló a la vez que subía sus pies a la cara mesa de madera que ya estaba resignado que perdería su valor pronto

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—Graham, no seas bobo. En primera su nombre no es Giorgios, es Kyros. Y no creo que él y yo terminemos casados porque...

Antes de escupir otra palabra, mi móvil me interrumpió con el característico sonido de la aplicación de mensajería instantánea de moda.

—Hablando de tu Dios griego —giró los ojos el castaño e hizo una mueca de victoria.

—Eh-hm, quizás es Mai o J-Jessica.

—No mientas, que sé que es tu novio el filósofo escribiéndote poemas.

Salí de la habitación pues la presión que ponía Josh era grande. Me sonrojaba que hablara de esa manera de él, pero la realidad era diferente. Vamos, que entre yo y Kyros no había nada y probablemente era definitivo el que no saliéramos.

K: ¿Está bien si llevo a los cachorros? Están algo olvidados en casa, les haría bien un paseo.

Yo: No hay problema.

¿Por qué demonios me hacía esto? ¡Sabía que amaba a los cachorros y así no podría dejar a alguien con el corazón roto! Pero el problema era que...en los pocos días que analicé todo, Kyros era un chico agradable. Tal vez no le conocía de toda la vida, pero estaba seguro que era diferente a los demás.

—¡Ponga atención, cadete! —gritó Josh cómico, mientras me despertaba de mis pensamientos, pues, estaba tirando agua del vaso.

—O-oh, ¡rayos!


Perdido en sus ojos [Gay] (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora