Tres años es un período de tiempo considerable, cuando tenía tres fui a mi primer día de escuela. Tres años después, conocí a mi mejor amigo en primer grado, treinta y seis meses luego de eso, me uní al equipo de soccer de la escuela y pasados mil noventaicinco días de entrenamiento ganamos nuestra primera copa internacional en las ligas menores. A los quince conocí a mi novia, justo tres años después de aquella victoria en el deporte. Y hoy, luego de tres largos años, me encuentro con un gran dolor de cabeza mirando hacia el techo de mi habitación, necesitaba una aspirina o tal vez una sopa, las cervezas que habían sido mi diversión el día anterior comenzaban a pasarme factura, mi padre odiaba que tomara, tal vez en tres años deje de hacerlo solo para complacerle.
–Estoy bien, algo cansado, pero bien– dije a la voz detrás del auricular, eran horas cercanas a las diez, debía ir a visitar a mi viejo pronto o él aparecería en mi departamento sin avisar y con un posible drama, me recordaba mucho a mi abuela, la gente dice que ellos eran idénticos desde siempre. –No, no puedo hacer nada hoy, te lo dije. Además, será mejor que comience a estudiar para cálculo o reprobaré esa materia– la persona que hablaba conmigo por teléfono era Mathias, mi mejor amigo desde el primer grado, nuestros padres siempre habían sido cercanos así que no era raro que nosotros igual. Ambos estudiábamos ingeniería industrial en la misma universidad, él era becado y muy inteligente, aunque demasiado flojo para demostrarlo, en mi caso, papá lo pagaba todo, por lo que quería enterarse de cada cosa que pasaba en mi vida, él era algo paranoico, supongo que criarme solo no se le hizo fácil y menos cuando trataba de ocultar que me había adoptado. Siempre lo supe, desde que tengo memoria, mi padre no se parece nada en mi, ni yo a él o a mis abuelos, físicamente claro está, por el carácter parezco haber heredado todos los genes familiares. Cuando le confesé a mi padre que sabía que no era su hijo biológico, lloró todo el día y los días siguientes a ese, me sentí muy mal así que traté de no hacerlo llorar de nuevo, él era una buena persona, la mejor persona que conocí jamás.
– ¿Dante, sigues allí?– la voz de mi amigo me distrajo de la laguna mental y me regresó al ahora.
–Debo irme Mathias, hablamos luego.
–Vale, pero recuerda que el domingo iremos al cine con las chicas– estas palabras salieron en carrera de su boca, como si quisiera que yo lo escuchara a como dé lugar antes de cortar, la verdad es que lo había olvidado quitando el hecho de que tampoco tenía muchas ganas de salir, las cosas no iban mal, pero ya no iban bien, ese era el problema.
–Vale, le avisaré a mi novia– dije y colgué guardando el Iphone en mi bolsillo y terminando la taza de café que estaba en mi mesa junto a un tubo de aspirinas abierto, se notaba que el departamento era de un estudiante joven, había basura y desorden por todas partes, mi hábitat natural, me sentía cómodo en ese lugar, era mío y de nadie más, la soledad siempre era la mejor de las terapias, es raro, sí, pero yo también lo soy, así que es perfecto.
Papá: ¿Piensas venir?
Dante: Estoy en eso, no te suicides sin que esté para verlo.
Papá: Créeme cuando te digo que el día que me suicide será porque ya te he matado antes Dante.
Dante: Yo también te amo papá.
Papá: ¿Con todo y instintos asesinos?
Dante: Con todo y tu carácter emo.
La casa de mi padre estaba a una hora y treinta minutos del edificio en el que vivía, demasiado cerca si me lo preguntan a mí. Mi renta es la única cosa que él no paga, nunca estuvo de acuerdo en que yo viviera lejos de casa, no importa si era en otra ciudad o solo a un metro de distancia, alegaba que yo no estaba listo para tal responsabilidad, creo que él era quien no estaba listo para sí mismo y nadie más, pero yo lo necesito, estar solo, liberarme un rato, ser Dante y solo eso.
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Amor en tiempos de Libertad #Editando
Romanzi rosa / ChickLitDante y Britanny, dos mundos opuestos que van por los senderos de la vida, inexpertos y sin previo aviso de lo que pueda ocurrir. Ambos tratando de encontrar lo mismo, esa sensación que nos llena y nos dice que estamos vivos, no es felicidad, no es...