Panqueques de victoria

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La fiesta de hace dos días había hecho efecto en mí pero aun así tuve que salir ayer para entregar unos últimos documentos para la inscripción en la universidad, estudiaría robótica, se suponía que era algo experimental, aunque estaban habiendo avances muy significativos en esa área, mi madre siempre había querido que yo fuese médico, la verdad es que nunca me lo plantee, cuando le dije que quería estudiar robótica me lo reprochó, me dijo que tendría un mejor futuro en la medicina, era una carrera de ganar y ganar, yo no quería ganar, no al menos lo que mi madre quería que ganase. Yo quería estudiar algo realmente apasionante, único, que me llamara la atención y me llenase por dentro como persona, aun así, hice pruebas para entrar a la facultad de medicina, quedé doce puntos por debajo de lo necesario, me sentí feliz ese día, solo porque mi madre abrió su mente a nuevas posibilidades en otras áreas profesionales para mí, ahora estaba a punto de hacer lo que quería, con resaca de dos días, pero como yo lo había decidido.

-Bri, ven desayunemos juntas- Mila estaba más sonriente de lo normal, estaba vestida para variar como una persona decente, no es que ella no fuese decente, es solo que no se vestía como tal.

-¿Huevos y panqueques? ¿Estamos celebrando algo? - los panqueques eran nuestra comida de la victoria, los habíamos comido cuando descubrimos que estudiaríamos juntas en secundaria, los comimos juntas cuando fallé en mi examen para medicina, los comimos juntas cuando decidimos vivir en el mismo departamento y los comeríamos ahora, algo debe estar pasando.

-Tu llegada, ¿No es obvio? - ella usó una emoción fingida al decir eso, comencé a sospechar que algo iría mal para mí. -¿Recuerdas a los chicos del aseo que nos ayudaron con tus maletas?

-¿Si, qué con ellos?- estaba comiendo, aunque estuviese en campo de guerra no podía rechazar los panqueques.

-Bueno, creo que le gusto a uno de ellos.

-¿Qué?- tal vez pensé en voz alta, los chicos del aseo eran Mathias y Dante, ellos también eran los chicos del cine y los amigos de Alina, la chica de la discoteca a la que había bañado con Cosmopolitan. -¿Cómo sabes eso?

-Intuición, eso y que uno me invitó a salir- ella sonrió coqueta, tenía sus ojos azules centrados en mí, eso me daba miedo.

-¿Cuál de los dos?- dudé, Mathias y Dante parecían la clase de chicos que salen con chicas como Camila, chicas lindas aunque fuertes e independientes, mujeres en toda la extensión de la palabra, eso me daba envidia, no es que me considerara menos que nadie, era solo que quería que las personas me vieran como una igual a mi mejor amiga, tonterías.

-Dante.

-¿¡En serio!?- volví a pensar en voz alta de nuevo, estúpidos panqueques bloqueaban mi sentido común sobre lo que debía decir y lo que no.

-¿Por qué lo dices de esa forma? Como si dudaras que pudiese pasar.

-¿Eh? No, no es... Es solo que me tomó desprevenida- la verdad es que sí me había tomado desprevenida, Dante era el chico que me había sujetado en el cine, fue el primer chico que vi al llegar a esta ciudad, me gustaba, debía admitirlo, pero eso no significaba que a él no le podía gustar a alguien más, solo que nunca esperé que ese alguien más fuese Camila. –Además ¿Qué hay de Alina?

-¿Alina?

-Ya sabes la chica del club.

-¿La chica Cosmo, qué con ella?

-Sí, ella. Su nombre es Alina y creo que es su novia.

-¿Crees? ¿Qué te hace pensar eso?

-Bueno, ella dijo que uno de los dos era su novio. Es verdad, no sabes que ellos estuvieron también en el club, me dejaste abandonada por estar bailando con el vigilante del baño.

-Estaba haciendo lo que me pediste. Además, ella no especificó que era la novia de Dante, si fuese el caso dudo que el chico me hubiese invitado a salir- ella tenía un buen punto, debía calmarme y asimilar que esto iba a pasar. De todas formas yo nunca me había planteado comenzar algo con Dante, por otra parte su padre era rico, los niños ricos no salen con personas normales como yo o anormales, depende de quien lo mire.

-¿En serio te invitó a salir?- era imposible reprimir mis sentimientos de envidia tan fácilmente.

-Bueno, en realidad dijo que su amigo era quien quería salir conmigo, pero es obvio que se refería a él mismo.

-¿Y te gusta Dante?

-No, es lindo pero no lo conozco, no puedo decir si me gusta o no. No somos niñas Bri, el amor a primera vista no existe- ese comentario llegó a mi psique como una daga afilada, como si me estuviese juzgando de forma directa. Mila tenía razón, estaba siendo una tonta con todo el tema. –Como sea, la cosa es que me invitó a salir y quiero que tú vengas con nosotros.

Esa era la única razón real por la que había panqueques para el desayuno, sabía que nada de eso terminaría bien para mí.

– ¿Yo, por qué yo?

-Porque eres mi amiga y no permitirías que saliera sola con un completo desconocido.

-Camila, bailaste con un vigilante posiblemente mucho mayor que tú hace dos días y dudo que se conocieran desde antes.

-Vale, vale. No me juzgues, te diré la verdad. Mathias también irá, así que necesitamos una cuarta persona para que no sea una cita rara. Por favor, no seas aguafiestas. Hazlo por mí, te hice panqueques.

- ¿Los hiciste? - enarqué una ceja al decir esto, la chica de ojos azules y cabello castaño era tan buena cocinera como fea.

-Vale, los compré. Pero, la intención es lo que cuenta ¿No?

-No, no cuenta- terminé de comer mi porción de panqueques y suspiré. -¿Qué gano yo con todo esto?

-¿Ganar? ¿Hablas en serio?

-Muy en serio. Vamos Camila, es tu oportunidad de convencerme.

-¡Vale! Hare tu tarea por una semana.

-¿Qué sabes tú de robótica? Entrarás en comunicación social, vamos Mila ya no somos unas niñas- ella se dio cuenta que cité uno de sus argumentos y gruñó, yo reí sin poder evitarlo.

-Haré lo que sea.

-¿Lo que sea?

-Sí.

-Tendrás que dejar que yo escoja tu ropa para la primera semana de clases.

-¿¡Qué!?

-Es eso o serán solo ustedes tres en una incómoda cita.

-Pero... Pero, te odio Brittany Daniella, te odio con toda mi alma.

-Yo igual te amo- sonreí y me levanté de la mesa, no sin antes darle un beso en la mejilla y robarme un poco de su porción de panqueques. Debía ver esto con otros ojos, tal vez era el principio de conocer gente nueva, tal vez esos chicos terminarán gustándome para ser mis amigos, tal vez esa cita serían los primeros pasos hacia mi tan ansiada independencia, hacia la libertad.

Amor en tiempos de Libertad #EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora