Cuando sientes que ya no hay esperanzas, que los recuerdos no valen y que nada de lo que hagas hará que te sientas mejor por la pérdida de alguien querido, cuando eso pasa se le llama sufrir, yo estoy sufriendo ahora y desde que él se marchó de mi lado.
-Dante.
Pronunciar su nombre dolía en el alma, un dolor tan intenso que incluso rebasaba toda lógica que se pudiese aplicar. ¿Como detener el dolor? Esa era la cuestión.
Ya me había resignado a que nunca se detendría, sólo llorar era lo que me quedaba hacer aunque eso no sirviera para nada, no quería hacer más, lágrima tras lágrima lo recordaba.
-Bri- creí escuchar su voz pero eso sería demasiado bueno para ser real. -Bri- insistía y mi corazón se sentía apuñalado en carne viva, maldita memoria que se esforzaba en destruirme más y más. -Bri- lo escuché por una tercera vez y grité, grité para que todos me oyeran pero no salió nada de mi garganta, no podía hablar, no podía ni siquiera moverme.
-Bri, lo lamento, no podemos estar juntos, tú, yo. Nosotros, lo lamento- balbuceos sin sentido me torturaban mientras yo intentaba hacer algo, estaba viviendo una pesadilla aterradora. -No puedes amarme, soy un asesino- dijo la voz y comencé a llorar, pero no habían lágrimas, no lágrimas normales, había sangre. Mucha.
La imagen del rubio con un arma apareció ante mi, me apuntaba y pude notar como todo se bañaba de rojo carmesí sobre el, este no era Dante, no el mio. Quería gritar, moverme, despertar.
-¡Bri!- exclamó Erick haciendo que abriese los ojos de manera abrupta con una respiración más que agitada. -¿Estas bien?- preguntó notando lo agetreada que me veía para haber despertado apenas, no sabía dónde estaba ni que hora era, no sabía que había pasado, sólo sabía que me dolía la cabeza.
-Auch- me quejé llevándome una mano a la cabeza y notando que en la frente tenía una venda. -¿Que pasó? ¿Donde estamos?
-Parece que el golpe fue más fuerte de lo que pensé. Estamos en tu cuarto Bri.
-¿Golpe? ¿De que hablas?- traté de recordar mi sueño o lo que había pasado conmigo pero no tuve éxito, lo único que obtuve fue que el dolor de mi cabeza se intensificará.
-Ayer en el Sunset cuando intentaste disparar soltaste el arma y caíste al suelo de frente, el golpe fue leve en apariencia al menos, pero aún creo que debemos llamar a tus padres.
-¡No!- exclamé y fue como si me dieran en el cerebro con una estaca, debía controlarme. -No hagas eso, no quiero preocuparlos más o explicarles nada.
-Camila dijo que dirías eso- sonrió fijándose en mi, estaba sentado en la orilla de la cama, acercó su brazo a mi y comenzó a acariciar mi rostro. -Vale, no diré nada pero tienes que prometerme que no volverás a disparar nunca.
-No puedo hacer eso.
-¿Por que?
No podía decirle que eso hacía sentir más real mis recuerdos de Dante, el pensaría que estaba loca.
-¿Que hora es?- pregunté evitando el tema, aún me encontraba algo desorientada por la pesadilla.
-Es temprano, las diez para ser exactos.
-¿Las diez de la noche? Wow ¿Estuve inconsciente tanto tiempo?- intentar recordar hacia que me doliera la cabeza así que opté por no hacerlo.
-En realidad son las diez de la mañana, pero no te preocupes no estuviste inconsciente durante un día completo, despertaste, sólo que no dijiste nada, no hiciste nada, sólo veías la nada y de pronto... Comenzabas a llorar, me preocupa que sea una reacción negativa a disparar. Bri, no puedes volver a hacerlo.
ESTÁS LEYENDO
Amor en tiempos de Libertad #Editando
Literatura FemininaDante y Britanny, dos mundos opuestos que van por los senderos de la vida, inexpertos y sin previo aviso de lo que pueda ocurrir. Ambos tratando de encontrar lo mismo, esa sensación que nos llena y nos dice que estamos vivos, no es felicidad, no es...