Sorpresas a la orden del día Pt.2

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Erick.

Dante.

Erick.

Dante. 

Eran los únicos pensamientos que  surcaban mis sueños, no habían pasado ni doce horas desde que me había quedado frente a la casa de Erick viendo como Dante se alejaba de mi, todos en esa casa sabían que esta triste así que se limitaban en su trato hacia mi, se los agradecí de forma silenciosa, enserio quería pensar en todo lo que significaba mi vida en estos momentos. ¿Valía la pena todo el esfuerzo?

-¿Puedo pasar?- la voz tenue de Erick luego de dos toqueteos en la puerta de su propia habitación me hicieron salir de mi ensimismamiento y prestarle atención a algo menos complejo que mi realidad. -Mamá dice que debes desayunar, así que te preparo algo. ¿Que tal dormiste?- él tenia una bandeja con lo que parecía pan tostado, frutas y huevos revueltos, se veía delicioso aunque no me apetecía. 

-¿Puedo pasar del desayuno?- pregunté sin intenciones de sonar grosera, el chico se encogió de hombros y se sentó a mi lado en su cama comenzando a devorar lo que se suponía era para mi. 

-Aun no me respondes- inquirió sin despegar los ojos de la bandeja. 

-Dormí bien.

-Mientes- dijo seguro, no tenia ganas de contradecirlos, así que solo me encogí de hombros como lo había hecho él antes. -¿Me dirás que te pasa?

-Comos si en realidad no lo supieras. 

-Ese no es el punto, me gusta escucharte hablar y ayudarte, es parte de esta cosa que llaman "amor", ¿Extraño no lo crees? 

Cuanta envidia me daba escuchar las palabras de Erick, sonaba tan seguro en todo lo que decía, estaba enamorado, de mi o de su idea de lo que yo era. ¿Por que yo no podía ser tan segura como  él?

-¿Puedo hacerte una pregunta?- dude temerosa mirando de forma minuciosos cada una de sus reacciones. 

-Las que quieras- el respondió. 

-¿Podrías besarme?- las palabras salieron más fluidas de como lo hubiese imaginado, ya lo había dicho, esto era una prueba, quería ver si me sentía igual que cuando Dante estaba conmigo, eso definiría todo. 

-No, por supuesto que no- respondió y simplemente quede sorprendida, tal vez no estaba tan enamorado de mi. 

-Ya, pensé que...

-Bri hay algo que debes entender de nosotros- él tomo mis manos para evitar que yo siguiera diciendo tonterías sin sentido. -Somos amigos, por ahora y eso esta bien para mi. No me interesa que pienses que estés enamorada de Dante, seré paciente y esperaré mi turno, esperare al momento que no me pidas un beso sino que me lo des, porque eso Bri, eso es lo que yo quiero de ti, amor sincero, no por obligación. 

Definitivamente, Erick era tan perfecto como el rubio o por lo menos lo era más que yo. ¿Donde estaba lo que no entendía? ¿Que algoritmo faltaba en la ecuación que no terminaba de resolver?

Desvié la mirada y él continuo con la comida, era hora de afrontarlo. -Le diré a mi madre que te comiste todo. 

-Agrega que estuvo delicioso- suspiré, no valía la pena lamentarse de nada servia. 

-Eso no sera necesario, ella sabe que lo esta. Supongo que seguirás aquí, ¿No?

-¿No te molesta?

-No, puedes usar mi habitación el tiempo que quieras, solo me gustaría decir que no haces nada aislándote, aveces debemos ser valientes para abrir los ojos y ver lo que no queremos. Estaremos aquí afuera para cualquier cosa- Erick tenia razón. 

Amor en tiempos de Libertad #EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora