El vuelo de Bri había salido un día antes, no había podido conseguir boletos iguales y de verdad era una lastima, al sorpresa hubiese sido mejor, sin embargo ya estaba todo preparado para mi partida, Mathias se había ofrecido muy amablemente a ir conmigo, el nunca se perdería un viaje gratis, él amaba los aviones y cualquier otro vehículo existente en el mundo a pesar de todo debí objetar su requerimiento, este viaje debela ser solo para mi y mi novia.... Aun se sentía excelente saber eso.
El aeropuerto estaba despejado, ni siquiera sabia en que día de la semana estaba pero parecía un lunes, los días menos concurridos de todos. Mientras esperaba con un granizado de mora azul de Starbucks a que el equipo de vuelo me llamara para mi partida me dediqué a una de mis pasiones ocultas, jugar Candy Crush, era verdaderamente adictiva esa aplicación, luego de unos cuantos niveles un mensaje de Bri saltó a mis bandeja de notificaciones, lo leí con rapidez, decía que estaba emocionada por verme y que iría con sus padres a recogerme en el Aeropuerto.
Mis suegros era un tema nuevo pero si se suponía que debía estar nervioso, pues no lo estaba. En relaciones anteriores tampoco lo estuve, no se porque esta tenia ser la excepción, después de todo los únicos que debían preocuparse por nuestro amor eramos Brittany y yo, nadie más.
"Vuelo 365 por favor a la puerta de embarque A-02"
Esa era mi llamada, la que definitivamente harían que las vacaciones de primavera valieran la pena. Revise por ultima vez todo, era una maña que había obtenido de mi padre quien se jactaba de ser muy meticuloso, una maleta de mano, gafas para el sol, billetera, pasaporte y una merienda para el camino... Algo faltaba, estaba seguro que no era ropa interior limpia, eso me sobraba gracias a Maria, por alguna razón las mujeres se cambian de ropa interior cada vez que se duchan, eso no es normal, no para un hombre.
"Segunda llamada, vuelo 365 por favor a la puerta de embarque A-02"
Revolví mi cabello tratando de recordar, pero nada que las ideas llegaban así que decidí pasarlo por alta y continuar la aventura, después de todo nada era imprescindible. Llegué con mucho tiempo a la puerta de embarque y subí al avión, el puesto del junto estaba vació, era primera clase, no había logrado conseguir que solo me cambiaran un boleto, así que tuve que cambiar ambos, ese era el puesto de Bri a mi lado, se notaba vació sin ella allí. La gente subía y subía acomodándose en sus puestos mientras que las sobrecargo ayudaban en todo lo que fuese posible, los minutos comenzaron a pasar más lentos y mi mente viajaba en los recuerdos del ayer, haber conocido a Bri había sido lo mejor que me ocurrió el año anterior, lo mejor que me ocurrió en la vida, la felicidad me llenaba sin esfuerzo al solo rememorar.
Abroche mi cinturón incluso antes de que el avión cerrase sus puertas, aun faltaban dos llamadas más para los pasajeros perdidos en el aeropuerto, volví a ver el puesto vació a mi lado y lo recordé. De todo lo que pude haber olvidado, la cosa que no recordaba era el motivo por el cual ese viaje seria único y especial. Estúpido Dante. Tal vez si bajaba y corría a la taquilla de la aerolínea podría cambiar mis boletos para una hora después y regresar a casa por el regalo de Bri, pero... ¿Y sus padres? Se suponía que estaban preparándose para buscarme en el Aeropuerto, no quería preocuparlos al ver que no llegaba en el vuelo que se suponía era el mio y mucho menos quería que se molestaran por hacerlos esperarme para nada cuando les notificara que había tomado un vuelo más tarde... Dilemas, dilemas.
¡Patrañas! Ya luego vería como hacer para contentar a los papás de la morena, no podía irme sin ese detalle en especifico, era lo más importante.
-¡Señorita, señorita!- exclamé mientras que torpemente intentaba desabrochar el cinturón de mi asiento. Una rubia se acercó rápidamente con cara de preocupación.
-¿Pasa algo señor?
-Debo bajar- le notifiqué aun peleándome con el asiento, ella me miro como si yo fuese un incapacitado y cierta forma lo era ¿Quien no sabia interactuar con un mecanismo tan fácil como el de un cinturón de seguridad?
-Me temo que es muy tarde para eso, ya nos preparamos para despegar.
-¿Qué? Pero las puertas aun están abiertas.
-Si, pero es porque aun abordan los últimos pasajeros, solo quedan algunos en la fila de la puerta de embarque. ¿Hay algo que necesite? Tenemos relajantes.
-No tengo miedo a volar, es solo que necesito bajarme.
-Deja de hacer el ridículo rubio- la voz odiosa de un tercero interrumpió mi pelea perdida con el cinturón y la sobrecargo. -Siéntate bien y deja trabajar a esta linda chica- Erick había llegado, guardo su maleta en el compartimiento designado para eso y le sonrió a la rubia antes de sentarse pidiéndole que se marchara. La puerta se cerró en ese momento, era demasiado tarde. -Siempre supe que era un cobarde, pero nunca imagine que te diesen miedo los aviones.
-No me dan miedo, es solo que olvide algo. ¿Que haces aquí?
-Tú me invitaste, las razones están en duda todavía pero es un viaje gratis- contestó risueño como si de una broma unilateral se tratase.
-Pensé que no vendrías.
-Ni yo, la verdad es que aun no se que hago aquí, pero definitivamente no haré una escena con el cinturón para intentar parar el avión.
-No lo entiendes, olvide algo de suma importancia.
-Calla rubiales, llegue para salvarte- él metió la mano en el bolsillo de su abrigo y me entregó lo que suponía yo había olvidado. -Pase por tu casa para devolverte el boleto cuando tu padre me lo entrego... Allí tomé la decisión de venir- soltó un suspiro mientras yo estudiaba cada una de las palabras que él soltaba.
-¿Debo estar en guardia Erick?
-Nunca debiste dejar de estarlo- nuestra rivalidad aun se mantenía a pesar de que la morena ya hubiese tomado su decisión.
Erick era el mejor amigo de mi novia y mi peor pesadilla, lo había invitado a este viaje solo porque pensé que no vendría, ademas sabia que Bri quería verlo con unas ganas infinitas, yo quería hacerla feliz y sabia que aunque actuase contrario Erick quería lo mismo.
-No debiste traerme esto si lo que quieres es impedir que ocurra.
-Hay muchas cosas que no debí hacer Dante y aun así las hice, incluyendo montarme en este avión. ¿Por que me invitaste?
-Porque la amo.
El silenció reino luego de mi respuesta y el avión tomó impulso para comenzar su ruta aérea, incluso con Erick sentado allí, donde se suponía ella debía estar, su asiento se notaba tan vació.
El viaje culminó con un atraso insufrible, los procesos de migración tardaron más de lo que debieron haberlo hecho pero por fin estábamos allí, solo una puerta me separaba de ella y de mi felicidad al verla de nuevo a pesar de que solo había pasado un di a sin ella, era como un año sin ver la luz.
Abrí la puerta y salí a la sala de espera, era enorme, tanto como una ciudad, no divisaba a Bri o a sus padres, hasta que una cuerpo en movimiento más abatió, la abracé con apremio, añoraba su cercanía más que a la felicidad misma después de todo eran sinónimos impertérritos.
Yo, ella y el mundo desaparecía en un abrir y cerrar de ojos dando paso a la euforia del amor ciego de juventud y eternidad.
Bri me amaba.
Yo la amaba a ella.
Pero tal cual muere una rosa en otoño marchita, la voz y aparición de Erick culminó nuestro idilio dando paso al suyo. Ella no lloró al verme, pero si impacto y rompió en torrente de lagrimas al verlo a él, abrazándolo aun con más apremio. Me sentí celoso, vaya que me si me sentí.
ESTÁS LEYENDO
Amor en tiempos de Libertad #Editando
Chick-LitDante y Britanny, dos mundos opuestos que van por los senderos de la vida, inexpertos y sin previo aviso de lo que pueda ocurrir. Ambos tratando de encontrar lo mismo, esa sensación que nos llena y nos dice que estamos vivos, no es felicidad, no es...