Un dia para decir adios

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-Nos quedaremos hasta que te quiten eso del pie- entré justo en el momento que la madre de Bri discutía con ella o algo así, en la habitación también se encontraba su padre aunque no decía nada, solo miraba a su mujer con seriedad, su hija lo miraba como si esperara que la ayudase a quitarse a su madre de encima, no sabía si interrumpir era buena idea.

-¿Vas a pasar?- una voz en mi espalda me delató ante la familia de la morena y esa voz no se trataba de nadie más que de mi padre, tenía un ramo de flores en las manos. -Disculpen pero vinimos a visitar a Bri- dijo él al notar que ya todos nos miraban, él sonreía con una despreocupación envidiable. No sabía aún que terreno pisar con él luego de la revelación en el restaurante la noche pasada.

-Dante, señor- saludo la morena con una sonrisa tal vez por el hecho de que  su madre no la retaría mientras ambos estuviéramos allí.

-Hola- dije sin mucho más que acotar, las situaciones en grupo nunca habían sido lo mío, además estar con los padres de Bri era de cierta forma una situación incómoda.

-Este es mi hijo. ¿Elocuente no creen?- mi padre bromeó y río sin acompañamiento de nadie más. -Bladimir hace tanto que no te veía- comentó con una sonrisa y se acercó al padre de Bri para estrecharle la mano y darle un abrazo. -Daniella- le dio un beso a la mujer y luego entregó las flores a la chica en la camilla. -¿Cuánto tiempo estarán aquí?- dudó mirando a todos, él amaba estas situaciones de convivencia, una diferencia más entre él y yo.

-Los doctores dicen que nos podemos ir  hoy mismo, solo estamos esperando el resultado de la placa para saber en cuento tiempo le quitaran la escayola a Brittany- respondió la mujer. -Dante, Bladimir y yo queremos agradecerte por salvar a nuestra hija.

¡Rayos! Mi rostro se coloro como nunca antes lo había hecho, Bri les había contado todo, esperaba que no pero era de suponer que mi esperanza era algo ilógica, ellos eran sus padres después de todo.

-Solo fue una casualidad, no hay nada que agradecer- dije tratando de controlar mis nervios pero estoy seguro que fueron más que evidentes.

-Tonterías, fue un gran acto- respondió Bladimir, él y su hija compartían varias características físicas, el color de piel y la forma de su cabello eran las más evidentes, aunque la belleza de la morena se debía responsabilizar totalmente a su madre. -¿Cómo podemos hacer para pagar lo mucho que han hecho por nuestra hija?

-Nad...- mi padre me interrumpió antes de que pudiese decir algo.

-Déjennos llevarlos a casa y por su puesto deben aceptar una cena con nosotros, ese es el precio- era de esperarse que papá planeara algo así sin tomar en cuenta la opinión de nadie y haya elegido el mejor momento para soltarlo, así nadie podría rechazar la invitación.

-Vale, pero que hay de ustedes. ¿Cuando darán de alta a Dante?

-¿De alta?- la morena parecía curiosa al preguntar eso, ella no sabía nada y en realidad no quería que se enterara. -¿Que te ha pasado?- dijo con una expresión preocupada.

-No es nada- dije tratando de desviar el tema, ella adivino que de mí no sacaría nada así que dirigió su mirada al más débil de lengua en la habitación, mi padre.

-Recibió una puñalada en el estomago, por suerte el cuchillo no hizo un corte profundo. Al parecer su atacante era un principiante- soltó mi padre con seriedad aunque terminando con una de sus características sonrisas. -También nos darán de alta hoy, aunque tendremos que volver en dos semanas para retirar los puntos y limpiar la herida-  explicó.

-Dante lo lamento- dijo la morena, parecía afligida y eso me hizo sentir mal, lo que menos quería es que estuviese preocupada por mi, yo no merecía eso luego de todo lo que estaba ocurriendo con ella y con Alina... Mierda, debía llamarla, quería que me explicara algunas cosas, sabía que debía sentirme mal por el hecho de que ella, ella... Ni siquiera podía pensarlo, la cosa es que la verdad no me sentía mal, solo sentía rabia hacia ella y sus palabras, ¿Eso me hacía mala persona? Tal vez si o tal vez era mi forma de reaccionar ante la situación, por cómo fuese estaba feliz de estarme librando de la charla de mi padre.

Amor en tiempos de Libertad #EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora