–Ya llegué, pero aún debo hacer eso del paseo con mamá y su amigo de la infancia, intentaré zafarme pronto para poder reunirme contigo. ¿Vale? Adiós.
La imagen de la chica en el espejo me miraba con ansiedad, como si en realidad hubiese estado esperando este día con demasiado apremio, el día en que por fin la deseada libertad llega a su vida. Hoy Britanny, la chica del espejo, yo, se convertiría en la mujer que nunca la dejaron ser, de eso podía dar fe.
– ¿Aún estas aquí? Se supone que nos están esperando, no sé porqué rayos haces estas cosas– mi madre solía estresarse cuando alguien aguardaba por ella, cuando había mucha gente a su alrededor o cuando no estaba cómoda con algo, lo cual ocurría en un noventa por ciento del tiempo, pero hoy era mucho más intenso puesto que alguien nos esperaba, estábamos en un aeropuerto con mucha gente a nuestro alrededor y sin duda no estaba nada cómoda con la idea de dejarme experimentar sola la universidad.
–Es por eso que tienes tantas arrugas– reí y lavé mis manos después de guardar el celular por el cual hablaba anteriormente. –Calma, tu amigo no se molestará por unos minutos más, aunque según su última charla es posible que se esté comiendo las uñas por tu llegada. ¿Por qué nunca me contaste sobre él?
–Dos razones, la primera es que no estoy obligada a contarte nada y la segunda es que no hay nada que contar, es solo un viejo compañero– a veces sus respuestas eran algo frías, odiosas, era difícil vivir con mamá fueses su hija o no. –Además no importa si se molesta o no, la cosa es que si yo estuviese en su posición no querría perder todo mi día solo por esperar a una caprichosa niña.
–Exacto, él no es tú. Por eso me cae tan bien– bromeé solo porque sabía que ella se molestaría con ese comentario, pero en realidad debía tomarme las cosas con calma o algún día terminaría matándola por sus paranoias.
Mi madre era fácil de leer, sus etapas de estrés tenían tres niveles: Bajo, moderado y alto. En el bajo, se limitaba a desviar todo referente a lo que le molestaba con respuestas cortantes y negándose a debatir. Cuando era moderado, simplemente explotaba en gritos y no paraba hasta que se desahogara y el nivel alto se caracterizaba por ser el nivel del silencio, ella se tornaba en un estado tan absorto del mundo que no sabía ni en dónde estaba o qué estaba haciendo, solo tenía cara de amargada con el resto de la población humana, así era como caminaba por el aeropuerto en ese momento hasta que por fin salimos. Frente a nosotras un hombre moreno, de estatura y contextura común, veía a mi madre con un brillo cegador, en sus manos tenía un ramo de rosas azules, las favoritas de mi madre, todo me pareció muy poco realista, aunque para ser sinceros antes de salir de casa, mi padre había dicho que este hombre haría algo así, a pesar de que tanto él como mamá eran celosos entre ellos, este hombre le daba confianza.
–Wow, que hermosa estas– dijo él, parecía realmente impresionado y no como si solo fueran palabras hipócritas. Mamá pareció liberarse del estrés por completo en ese momento, era impresionante, hasta la fecha solo papá lograba sacarla de ese estado de forma tan rápida, allí supe que este señor era especial aunque no lo pareciese. –Tú debes ser Britanny, que... Original.
–No mientas, dile que su cabello es raro, intenté hacer que se quitara ese arcoíris pero es terca– mi mamá estaba obsesionada con mi cabello, me compraba toda clase de cremas y tratamientos para mantenerlo con ondas definidas y provocativamente curvas, casi le dio un infarto cuando llegué con el cabello totalmente pintado de verde y con una californiana azul rey, ese día lloró, ella nunca lloraba.
–Claro que no, es creativo y diferente– respondió de nuevo el hombre de color, con una cara de reproche hacia mi progenitora. Se suponía que este hombre sería el espía de mi madre cuando ella me dejara aquí, se veía manipulable, sería fácil escapar de su supervisión, aunque tal vez era de esas personas a las cuales no podías juzgar por su apariencia. Lo había investigado desde que mis padres me dijeron su nombre, era ingeniero en computación con un técnico en administración y diplomados en pedagogía, lengua y psicología. Parecía ser de todo pero nada en concreto al mismo tiempo, era popular por ser autor de un libro publicado hacía ya algunos años y su colaboración como guionista para la televisión, aunque se dedicaba a las redes de computación. También leí que tenía un hijo, Dante, no había fotos del chico, pero no era importante la verdad.
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Amor en tiempos de Libertad #Editando
ChickLitDante y Britanny, dos mundos opuestos que van por los senderos de la vida, inexpertos y sin previo aviso de lo que pueda ocurrir. Ambos tratando de encontrar lo mismo, esa sensación que nos llena y nos dice que estamos vivos, no es felicidad, no es...