Amor en tiempos de Libertad #Editando

Dos dias

Solo habían pasado horas desde entregué aquel pedazo de papel a la trabajadora de lo oficina postal, no había recibido respuesta pero era de imaginar que era normal, no sabía que tanto tardaría él en recibir la carta y tampoco sabía si la contestaría. Había tantas cosas que podían ser o no que me perdía en un campo de suposiciones que no terminaban de florecer para convertirse en realidades, estaba atrapada por mí misma en esperanzas vagas y sentimientos encontrados.

Ayer había tenido una cita con Erick, ni mejor amigo, el chico al que le gustaba, mi cachorro de cola juguetona. Mi alma gemela, él único que encajaba en el concepto de chico perfecto y novio modelo.

Hoy solo pensaba en Dante, él rubio que me engaño y le entregue mi virginidad, el hombre que me volvía loca con solo aparecer frente a mí, el que me hacía sufrir sin estar, el que maltrataba mi autoestima con su indecisión. El único al que en realidad puedo decir que amo y el único por el cual quiero reír y sufrir.

Me siento adicta, dependiente, perdida. Dante es mi droga y Erick la rehabilitación a ella pero ¿Quién dijo que debes enamorarte de tu alma gemela? ¿Quién dijo que los chicos malos no pueden cambiar? ¿Quién supone que yo deseo rehabilitarme?

Dante.

Erick.

Dante.

Erick.

Dos personas tan distintas a las cuales no pertenezco pero parece que controlan mi vida.

Los odio y me odio a mí misma por ser tan débil.

Maldigo al poeta que definió el amor como un sentimiento hermoso y placentero. Puto mentiroso, sin duda jamás se había enamorado. Si tuviese que definir yo esté sentimiento sería como "El dolor insufrible de conseguir lo que anhelas con desesperaron agonizante", tal vez soy dramática, pero el amor es dramático y loco, pero bastante adictivo y reconfortante en ocasiones, tiene un efecto estupefactor que te hace sentir en otro mundo aunque sabes que estás en la miseria de siempre.

Loco, dramático, hermoso y sobre todo doloroso amor. Te maldigo por la confusión que causas en mí pero pido a Dios que jamás me dejes.