Rompiendo limites

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El lugar era bastante iluminado, casi tanto como un estadio de Baseball, los cuatros nos encontrábamos sentados en un cubículo del restaurante que al parecer Mathias había elegido para nuestra "cita de amigos", nadie había dicho nada desde que nos encontramos en la entrada del establecimiento. Creo que lo máximo que llegamos a decir fue nuestras órdenes al camarero el cual estaba tardando algo en traerlas.

-¿Estaremos así toda la noche?- dudé sorprendiéndome hasta a mí misma, pero la verdad estaba cansada de esperar nada.

-¿A qué te refieres?- Mathias fue el primero en responder, Camila solo me miraba como si quisiera asesinarme por intentar arruinar su cita o lo que fuese que estábamos haciendo todos allí, Dante por otra parte, seguía pareciendo desinteresado en todo.

-Es que, nada pasa- ya había iniciado el alboroto ahora tenía que terminarlo.

-¿Y según tú que debe pasar? Mathias y yo somos primerizos en esto- interrumpió el rubio, no tenía una respuesta para eso, no tenía respuesta para nada de lo que estos chicos dijeran. ¿Por qué no podía simplemente quedarme callada?

-¿Primerizos?- salvada por la campana o mejor dicho por Camila.

-Sí, primerizos. Ya saben en las citas dobles- agregó Dante como respuesta a mi amiga castaña.

-Ya veo, es algo tierno que admitan ser inexpertos, pero en realidad nosotras también lo somos. ¿Cierto Bri?

¡Rayos! Ella estaba esperando que yo respondiera, no quería decir nada de nuevo nunca. ¿Es que Mila no veía mi cara de trauma?

-Claro, primerizas- repetí para ellos asintiendo en apoyo a la castaña.

-¿Qué tal si jugamos a algo? Ya saben, para matar el tiempo y romper el hielo.

-¿Qué se te ocurre?- Mathias parecía interesado en la propuesta de mi amiga, yo simplemente estaba aterrada, el silencio parecía una alternativa genial ahora, Dante parecía ilegible como siempre.

-Veinte preguntas, somos cuatro, así que cada uno puede hacer cinco preguntas a otro miembro de la mesa y ese mimbro debe responderla con la verdad. ¿Qué les parece?- ella explicó y Mathias pareció animarse, yo sabía que no tenía derecho a llevar la contraria de Mila aunque quisiera y Dante, pues el solo nos observaba, en realidad sentí que me observaba a mí pero eso era imposible, se suponía que este circo era para que él saliera con mi amiga, no conmigo. Aun así, podía sentirlos, sus ojos celestes clavados en mi rostro nervioso, su atención pesaba más que un remordimiento de conciencia, me sentí diminuta y desprotegida, odiaba sentirme de esa forma, al final asintió y miró a Camila, solté un suspiro, debía relajarme un poco o terminaría por darme un paro cardíaco a media velada.

-¿Quién quiere comenzar?- ella me miró a mí, sin duda quería que fuese su conejillo de indias pero no, gracias a mi suerte Mathias se adelantó a todo.

-La pregunta es para ambas ¿Tenemos esperanzas?- su pregunta fue directa y sin lugar a mal interpretaciones, pero Camila era inteligente y sabía exactamente que paso dar para evitar que cualquier cosa saliera de su idea de lo que sería esta cita.

-La esperanza es lo último que se pierde, es todo lo que tengo que decir y creo que Bri me apoya- yo asentí con la cabeza solo porque sabía que así no hablaría. –Mi pregunta es para Dante, ¿Desde cuándo vives con Mathias?

-No vivo con él, simplemente no puedo sacarlo de mi departamento, es como los gatos. Aunque los espantes siempre regresan.

-Oye pero si pensé que me querías- bromeo el castaño fingiendo desilusión, fue gracioso debo admitirlo.

Amor en tiempos de Libertad #EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora