Pensando en lo que Mila había dicho me he dado cuenta de que debo encarar al toro por los cuernos, dejar a Alina era la única opción, pero primero quería pedirle disculpas una vez más a Brittany, tal vez ya a este punto eso parecía odioso e inservible pero yo lo necesitaba, estaba afanado en escuchar que me perdonaba o más bien... Quiero saber que aún tengo una oportunidad para arreglarlo todo.
Me ví frente al espejo de mi baño, Mathias era un chico de cabello muy lacio pero aun así usaba gel para el cabello, él decía que funcionaba para evitar estar despeinado y también decía que a ninguna chica le gustaba alguien despeinado así que me tome la liberad de robarle un poco y ponerlo en mi cabello, era asqueroso y pegajoso, aún no entendía cómo funcionaba pero enserio esperaba que hiciera algún tipo de milagro para mí el día de hoy. Aparte del gel había sacado mi mejor camisa de vestir, parecía que iba a misa y no al departamento de abajo vestido de esa forma, pero mi papá decía que a las mujeres le gustan los hombres bien vestidos, él siempre lucia impecable pero él no era una buena referencia, después de todo él aún estaba soltero, también estaba el hecho de que papá simplemente huía de cualquier persona que se le se cercará con intenciones de una relación, no importa quién fuese.
· Camisa.
· Gel.
· Sonrisa.
Algo faltaba para terminar la fórmula del novio perfecto, pero ¿Qué?
¡Loción!
Nunca había sido del tipo de chicos que se compraba cosas como lociones, champuses especiales o algo por el estilo, por lo que tocaba recurrir a la táctica del amigo de lo ajeno y tomar un poco de la de Mathias, olía asquerosa, verdaderamente repulsiva. Más valía que todo funcionara o si no todo este esfuerzo estaba siendo realizado para nada. Por lo menos si moría bajando por las escaleras estaba listo para mi funeral.
Un piso hacia abajo.
Dos pisos hacia abajo.
Tres pisos hacia abajo.
¡Apartamento tres B!
Era ahora o nunca, todo se resumía en tocar a la puerta.
-¿Dante?- ni siquiera había levantado la mano cuando Camila salía de su departamento me vio con cara de extrañada, no sé si era por lo aspecto del día pero fuese o no por eso ella me había visto ya no podía volver a atrás.
-Camila- respondí como si me faltara la voz, carraspeé para aclarar mis cuerdas vocales y hablé decidido. -¿Está Britanny?- ella me miró de arriba abajo y luego sonrió como un tigre ante una presa fácil en los dibujos animados.
-Sí, está pero... No creo que quieras verla.
-¿Por qué lo dices?
-Llámalo intuición femenina. ¿Vas a pasar?- está chica era bipolar, ayer me odiaba y hoy me estaba invitando dentro de su casa, debía actuar rápido.
-Claro- caí en su trampa como un estúpido.
El apartamento estaba vacío, no podía ver a Bri por ninguna parte, la castaña me había dicho que se estaba bañando y que la esperara un poco, me ofreció algo de beber pero decliné, ya todo estaba siendo demasiado raro como para ser real o tal vez yo me estaba volviendo demasiado paranoico.
-No te esperábamos por aquí el día de hoy, pero es bueno verte. Creo que te llevarás una sorpresa.
-¿A qué te refieres?- dudé enarcando una ceja ante sus palabras y más que nada ante la forma en que las decía.
-No comas ansias, ya lo verás. Debo irme así que los dejare solos, por favor no destruyan mi casa- guiñó un ojo de forma picara y dejó el lugar. Bri aún no aparecía en escena y estaba comenzando a acobardarme, tal vez aún tenía tiempo para escapar, tenía que ser sincero conmigo mismo, las cosas no eran tan fáciles como debían serlo, principalmente porque yo era un gran cobarde que jamás afrontaría la realidad de que estaba en una relación que no quería y debía terminarla.
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Amor en tiempos de Libertad #Editando
ChickLitDante y Britanny, dos mundos opuestos que van por los senderos de la vida, inexpertos y sin previo aviso de lo que pueda ocurrir. Ambos tratando de encontrar lo mismo, esa sensación que nos llena y nos dice que estamos vivos, no es felicidad, no es...