Desperté muy tarde ese día, ya el sol estaba en su punto máximo para cuando preparaba la primera taza de café, habíamos vuelto de la fiesta a las tres, Alina se había ido a su casa puesto que tenía una cita de compras con sus amigas y Mathias, bueno él era parte de mi departamento, hasta tenía su propia habitación, en realidad era la habitación de huéspedes, pero cada vez parecía más suya, incluso el armario estaba lleno con su ropa. El castaño era el tipo de persona que veías hasta en la sopa, lo único bueno es que sabía respetar el espacio personal, cuando quería estar solo no necesitaba ni decírselo, el solo me dejaba. Mathias era el mejor de los amigos sin duda.
–Buenos días– dije sirviendo mi café y llegando a la mesa, no tenía mucha hambre así que pasaría del desayuno.
–Odio tener que trabajar.
–Puedes renunciar de todas formas.
–Esa no es una opción, mi madre está loca, si dejo de trabajar hallará la forma de recriminármelo hasta la graduación.
–Me cae bien tu madre, es mi madrina después de todo– si, además de ser amigos de la infancia, Mathias y yo éramos algo parecido a primos, mi padre era su padrino y su madre mi madrina, la madre del castaño dice que mi padre y ella eran igual a nosotros, tal vez sea cierto, papá odia hablar del pasado, sea algo bueno o malo, para él solo existe el presente, no estoy seguro que tan sano sea eso.
– ¿Estás libre hasta el inicio de clases cierto?– preguntó él, solo por hacer charla durante el "desayuno".
–Si te refieres a Alina, pues tal parece que sí, aunque es algo impredecible. ¿Qué opinas de las nuevas vecinas?
– ¿Las chicas del tres?
–Sí, ellas, creo que son las mismas que se tropezaron con nosotros en el cine.
–Tal vez, ¿Raro, no? Es como si el destino nos presentara a todos.
– ¿El destino? ¿Desde cuándo eres tan filosófico, Mathias?– enarqué una ceja aguantando una pequeña risilla, él me golpeó el hombro en venganza por mis bromas, hacer que mi amigo se molestara era fácil y divertido, casi tanto como molestar a mi padre.
–Como sea, ¿Qué quieres saber de ellas?
–No lo sé, tu opinión, supongo.
–La de pelo castaño está más buena que el pan, y créeme para mí el pan lo es todo.
–No me refería a eso, aunque tienes razón, está bastante deseable. ¿Crees que podrías enamorarla?
–Claro que puedo, aunque no sé si podría yo enamorarme de ella, sabes que me gusta mi vida de soltero. Aunque ¿Qué insinúas?
–Que bien me conoces. Te propongo un reto, tienes dos semanas para hacerla tu novia, o por lo menos parar tirártela. Si lo haces haré tu tarea de cálculo por el resto del trimestre.
– ¿En serio? ¿Qué ganas tú con eso?
– ¿La satisfacción de verte hacer el tonto por dos semanas?
–Claro eso y ¿Qué más?
–Vale, quiero conocer a la chica de cabello verde, no lo sé, luce... Diferente, original.
–Ah, diferente... ¿Estás pensando en engañar a tu novia amigo Dante? Eso no parecen cosas tuyas.
–No seas bruja hermano, es solo que quiero conocerla, como amigos. Se supone que mi padre y los suyos se conocen, es solo para ya sabes, ser más cercano a él.
–Sí, claro "cercano a tu padre". Te diré algo, acepto el reto, pero si yo gano no solo harás mi tarea de cálculo por todo el trimestre, sino que también deberás ser honesto contigo mismo.
¿Honesto conmigo mismo? ¿A qué se refería?
Él extendió la mano y yo la estreché con la mía, tal vez no era la forma correcta de proceder, pero era la único forma que podía idear por ahora, además todo dependía de hechos inciertos, Mathias era bueno enamorando a cuanta mujer se le pasara por el frente, sí, pero Camila podía ser la excepción. En cuanto a Alina, ella es mi novia, lo sé.
Alina, Alina, Alina. ¿La amaba? Ella me gustaba, aun lo hacía, sí. Pero no estaba seguro si eso era suficiente.
A las dos de la tarde el sol estaba en su cúspide, Mathias se encargaba de las jardineras y yo de la piscina nuevamente, no había nadie nadando o a sus alrededores. Era raro, para estas fechas los niños que estaban de vacaciones se la pasaban en esta área del condominio, era lo peor de trabajar en vacaciones, aunque terminas acostumbrándote. A las tres no habían más hojas en el agua, me dispuse a irme, pero en ese momento alguien se colocó en una de las esquinas, la chica de cabello castaño se acostó sobre una tumbona y comenzó a echarse bronceador, no mirarla era imposible, parecía esculpida por Dios en toda su gloria. Me acerqué, necesitaba hablarle.
–Hola.
– ¿Hola?– ella enarcó una ceja mientras hacía señas para que me moviera, al parecer le estaba cubriendo el sol, obedecí por instinto y me senté en la tumbona de junto.
– ¿Camila, cierto?
–Cierto, tú eres el chico del aseo. Mathias, creo...
–No– jamás me habían confundido con mi amigo, fue gracioso. –Soy Dante y no solo soy el chico de la limpieza, soy tu vecino desde hace un año.
–Lo lamento, no suelo estar mucho por aquí, no conozco a todos los vecinos.
–Lo sé, casi siempre llegabas con tu uniforme y luego salías sin él y no te volvía a ver hasta el día siguiente con el uniforme nuevamente.
– ¿Me espías?– ella levantó sus lentes de sol para fijarse en mí, yo negué.
–Soy ayudante de condómino, "el chico del aseo". Las veces que te vi me encontraba trabajando. No te asustes.
–Oh, sí bueno. Me gusta divertirme. Además ya estoy grande, no necesito un vigilante.
–Disculpa, no fue mi intención ser uno.
– ¿Qué quieres?– ella dejó su posición relajada y se sentó de forma que pudiese observarme.
–Solo conocer gente nueva.
–Si claro y yo soy la reina de Inglaterra. Suelta la sopa, niño.
– ¡Hey, hey! No seas tan agresiva, solo estoy siendo amable. ¿Acaso no puedo serlo?– no se creyó ni una sola palabra, comenzaba a creer que era malísimo para mentir. –Vale, vale. Me atrapaste, supongo que soy demasiado predecible. Quiero ofrecerte algo.
– ¿Algo?
–Sí, dijiste que te gusta divertirte, ¿No? Bueno, creo que tengo un plan para lograr eso– había captado su atención, sin duda. –Mathias, el otro chico con el cual me confundiste, está perdidamente enganchado contigo. Me lo estuvo diciendo desde que las ayudamos con su mudanza. La cosa es que es algo tímido– más mentiras, esperaba que no me descubriera. –Así que me tomaré el atrevimiento de invitarte a salir por él, ¿Qué dices?– ella se echó un poco para atrás, tal vez mi manera de intervenir estaba siendo muy agresiva. –Digo tú, él, tu amiga y yo. En plan de panas. ¿Qué te parece? No estás obligada a hacer nada que no quieras.
–Oh, no lo sé. Tendría que preguntarle a Bri, no es amante a estas "salidas de panas".
–Sé que encontrarás la forma de convencerla, ustedes pueden elegir el lugar– guiñé un ojo sin darme cuenta mientras ofrecía la mejor de mis sonrisas, debía conseguir mi objetivo, quería saber más de esa chica, Bri como la llamaba Camila.
–Bueno... haré lo que pueda, amigo...
–Dante, es la segunda vez que te lo digo hoy.
–Dante, disculpa no soy buena para los nombres– sonrió y supe que había ganado este round.
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Amor en tiempos de Libertad #Editando
Chick-LitDante y Britanny, dos mundos opuestos que van por los senderos de la vida, inexpertos y sin previo aviso de lo que pueda ocurrir. Ambos tratando de encontrar lo mismo, esa sensación que nos llena y nos dice que estamos vivos, no es felicidad, no es...