-El décimo cielo-

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~Capitulo #14~

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-El decimo cielo-

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La tención era lo que gobernaba en aquel cuarto... ¿En qué momento se invirtieron los papeles? Desde cuando el temperamental y aterrador de Ricardo sentía miedo, miedo por una sola persona...Desde cuando el siempre calmado y pacifico cielo de vongola mantenía una mirada sombría y disfrutaba ver asustada a su víctima.

Giotto caminaba a paso tranquilo, haciendo sonar cada paso, alterando al azabache quien sabía muy bien...su primo estaba dispuesto a cumplir con aquella amenaza.

—Bien!!...Te creo!...te creo!...—se apresuro a decir ya algo asustado

—Ves, que te costaba decir eso—dijo Giotto con sonrisa calmada y brillante, como si todo lo anterior nunca hubiera sido hecho por él

—S-si claro...ahora puedes liberarme—pidió tratando de sonar calmado, pero la verdad era que comenzaba a sentirse inquieto por estar inmóvil bajo esa capa de hielo

—Mmm...No lo creo—respondió—Te quedaras ahí un rato mas—anuncio con inocente sonrisa

— ¡¿Qué?! Giotto no puedes dejarme aquí—reclamo el azabache molesto por la actitud infantil de su familiar

—Oh~ claro que puedo—respondió aun sin quitar aquella sonrisa—Tómalo como un castigo por no creerme desde un principio, además...—hiso una pausa y fue como si su mirada se ensombreciera de nuevo, sus ojos tomaron un tono anaranjado, en ese momento un escalofrió recorrió el cuerpo de Ricardo, pues ya se hacia una idea del porque la molestia en Giotto—Has destruido mi oficina, lo hubiera dejado pasar pero...sabes que mas destruiste—pregunto, a lo que el azabache se estremeció

—T-tu papeleo...—respondió en voz baja

—Exacto!—dijo con emoción, cambiando drásticamente su actitud de seria y molesta a una alegre, eso duro solo segundos antes de volver a su semblante serio, pero este era más como si se divirtiera con la situación—Sabes, tenía pensado acabar pronto para poder estar con Tsuna y averiguar que es lo que le pasa, por eso mismo puse todo de mi para terminar con mis deberes lo más pronto posible, estaba justo por terminar cuando llegaste...y el resto ya lo sabes—finalizo mirando fijamente a su familiar que comenzaba a temblar por la fría mirada del rubio sobre él

—L-lo siento...—

—Es todo lo que dirás querido primo...Mmm comienzo a creer que estar atrapado por el hielo no es suficiente—un nuevo escalofrío recorrió el cuerpo de Ricardo, vaya que había metido la pata, porque no pudo disparar a otra parte, el techo, las paredes, ¿el suelo quizás? Pero no, tenía que apuntar al escritorio donde estaba todo el papeleo recién hecho de su primo—Ah! Ya se—dijo repentinamente el rubio, asiendo sobresaltar al azabache, Ricardo observaba como la sonrisa de su familiar se ampliaba, sabiendo que sea lo que sea que planeara Giotto no significaba nada bueno para él—Sabes una amiga mía, está buscando un degustador para ver las mejoras en su cocina...Creo que he encontrado al degustador prefecto, Elena estará contenta—con eso dicho tanto Ricardo como cierta niebla se estremecieron pues ambos sabían la cocina de aquella chica

—No!—se apresuro a decir, pues no quería pasar días en cama por horribles dolores de estomago

—Sugieres algo mejor—pregunto divertido por la reacción de su primo

¡De mafiosos a Niñeras!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora