-Revelaciones- |Parte 2|

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~ Capítulo #36 ~

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— Revelaciones —
|Parte 2|

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«Basilio»

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Un nuevo día por fin había llegado después de tan ajetreada noche. Después de haber tenido su merecido descanso que acaparó gran parte de la mañana, el grupo de vongola y sus dos acompañantes se habían reunido en la oficina del cielo de vongola, en espera de aquel hombre que terminaría por aclararles sus dudas.

Pero, por su parte, Giotto se veía algo decaído. Permanecía con la miraba al suelo, como si estuviera preocupado por algo.

— Giotto, ¿Estas bien? — pregunto G, preocupado por el estado de su amigo.

— Si, es solo que... — el joven rubio no fue capaz de terminar su frase, apartando la mirada con la angustia reflejada en esta.

— Estás preocupado por Tsuna, ¿cierto? — cuestionó el pelirrojo adivinando el motivo de su preocupación.

— Ah, no puedo evitarlo. Ya casi pasa del medio día y él aún no despierta. Temo que lo que le hizo ese chico le afectara gravemente — expresó con inquietud. Ante este comentario, sus amigos solo le miraron sin poder decirle nada.

En ese momento las puertas de la oficina fueron abiertas, dejando a la vista a un azabache de elegante porte que entraba de forma galante al lugar.

Detrás de este, un par de jóvenes venían siguiéndole. Ambos chicos, se les podía ver un pequeño chichón en sus cabezas.

En cuanto aquel par hizo acto de presencia, las miradas de algunos curiosos no se hicieron esperar. Especialmente las de Diego, Cozart y Giotto. Los dos primeros porque sentían una extraña conexión con ese par, mientras que el otro, se mostró algo sorprendido al solo verlos, especialmente a aquel joven pelirrojo, pues era el mismo que habían visto en aquella fotografía.

— Ese es... — murmuró de forma inconsciente Giotto al reconocer a aquel chico.

— Así es, es el mismo chico que vimos en la fotografía antes — respondió al instante G.

— Nufufufu~ Parece que realmente no teníamos que salir a buscarlos, ellos vinieron solos a nosotros — comentó de forma risueña Daemon.

Tras las palabras de sus amigos, Giotto solo volvió su vista a los tres que recién habían llegado. Si bien, aquellos jóvenes le eran intrigantes, aquel que los acompañaba era mucho más.

Aquel hombre de curiosas patillas era quien realmente se ganaba la atención. La intuición de Giotto por un lado gritaba peligro ante la sola presencia de ese azabache, pero por otro lado le decía que se quedara, que no era su enemigo.

— Lamento la demora, tuve que ir a despertar a mi par de torpes alumnos — se disculpó mirando de reojo a los chicos a sus espaldas, quienes se tensaron ante sus palabras.

— Y-ya habíamos despertado. Fuiste tu quien nos volvió a dejar inconscientes con el golpe de León — murmuró por lo bajo Dino esperando que Reborn no lo haya escuchado. Para su mala suerte, olvidó de la excelente capacidad auditiva del hitman, quien con una sola mirada provocó un escalofrío en el cuerpo de joven capo.

¡De mafiosos a Niñeras!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora