-Extrañas contiendas-

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~Capítulo #30~

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—Extrañas contiendas—

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Mientras una lucha estaba por comenzar fuera de la mansión, en el interior era una historia diferente. Dentro de la casona, si bien por varios pasillos había cierto ajetreo por los hombres que iban de un lado a otro para prepararse para la pelea. Esto no era en toda la casa, había una zona apartada, libre de cualquier persona curiosa.

Mas adentro de la enorme mansión, había cierta habitación oculta entre los complicados pasillos, la cual resguardaba en su interior a un par de jóvenes cielos apresados.

Giotto, quien a poco comenzaba a recuperar la movilidad de su cuerpo, veía con preocupación el estado inmóvil del pequeño. Tsuna parecía aterrado, sus ojos aun soltaban lágrimas y su cuerpo aun mostraba un constante estremecer.

—Tsu-Tsuna... —nombro con esfuerzo, en un intento fallido de captar la atención del menor.

Sin embargo, este seguía sumido en sus pensamientos, murmurando palabras inaudibles para Giotto.

Reuniendo todas sus fuerzas, Giotto se levantó apoyándose en la pared. Pero al hacer tal acción, se percató del grillete en su tobillo derecho, el cual estaba unido a una cadena de aspecto inusual, pues esta parecía estar rodeada por una ligera capa de niebla. La cadena al parecer se encontraba unida a la pared del lado derecho, esta no parecía estar unida a un soporte, sino a la pared en sí. Como si saliera del muro.

—Maldición... —murmuro por lo bajo, mirando con fastidio el objeto. —Uh? Parece que es lo suficientemente largo para llegar con Tsuna—comentó para sí mismo al percatarse del largo de la cadena. —Bien—añadió con pequeña sonrisa, ya que al menos se alegraba de poder estar cerca del castaño.

A pequeños pasos, el rubio se acercaba cada vez más al menor, hasta por fin llegar a su lado. Una vez estuvo lo suficientemente cerca, intentó arrodillarse para quedar a la altura del menor, pero la debilidad de su cuerpo se lo impedía. Resignado, no tuvo más remedio que usar la pared como soporte, apagando el costado de su cuerpo a esta para irse deslizando lentamente. No demoró en llegar al suelo, quedando a un par de centímetros del chico.

—Tsuna...—murmuro angustiado. Podía ver el constante temblor en el cuerpo del menor, así como esos ojos cristalinos que reflejaban el miedo que sentía.

Un sentimiento de remordimiento inundó su ser. Se sentía culpable de no haber podido proteger al pequeño, no haber podido evitar que pasara por tal situación.

—N-no... —susurró el asustado castaño. —¡No te acerques! —exclamo alterado, a la vez que intentaba apartar algo inexistente en la habitación.

Giotto no soporto más la escena, pues el actuar del menor era el mismos a cuando despertaba por sus pesadillas. Sin más, el jefe de vongola se abalanzó sobre el castaño, atrapándolo en un cálido abrazo.

—Calma Tsuna. Yo estoy aquí, no dejare que nada te pase—murmuro Giotto apretando aún más el abrazo, intentando transmitir calma a la abrumada mente del menor.

—Giotto... san—nombró el pequeño en un susurro apenas audible.

Poco a poco su mente volvía en sí, pues había sido tal el impacto por aquellas imágenes que el azabache le mostró, que de algún modo terminó bloqueado sus sentidos. Pero sentir la cálida presencia del rubio, con ese afectuoso abrazo, logró volver en sí. Sin embargo, el terror aún seguía presente.

¡De mafiosos a Niñeras!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora