¡De mafiosos a Niñeras!

-Los encantados al estilo Vongola-

~Capitulo #22~

.

.

.

-Los encantados al estilo Vongola-

.

Ya en el camino de vuelta a casa, los cuatro jóvenes se mantenían en un extraño silencio, y pase a que normalmente les molestaba e incomodaba permanecer callados por mucho tiempo, en esos momentos a ninguno pareció importarle, pues cada uno estaba distraído con pensamientos diferentes.

De este modo llegaron a su mansión, encontrándose con una inusual escena...

—Qué extraño, no se ve nadie—comento el intrigado espadachín.

—Nufufufu~ lo extraño es no escuchar los gritos de ese cura escandaloso—decía Daemon mirando alrededor, igual de intrigado por el silencio en la mansión.

—¿Acaso habrá pasado algo en nuestra ausencia? —indago G, tan intrigado como los demás.

—Lo mejor será ir a investigar, estén listos para lo que sea—aconsejo Giotto con tono de seriedad en su voz. Si bien, si intuición no parecía alertarle de algún enemigo en ese momento, el solo hecho que su siempre animado hogar se encontrara en calma, ya era algo para preocupar.

Dicho esto, los guardianes comenzaron a examinar la zona, dividiéndose en dos grupos; G y Giotto se encargarían de investigar los exteriores, mientras Asari y Daemon revisarían el interior de la mansión. Ya con sus puestos asignados, cada quien comenzó con la búsqueda.

Dentro de la mansión las cosas parecían aún más extrañas. Asari y Daemon veían intrigados cómo incluso los sirvientes habían desaparecido. Continuaron su andar por los desolados pasillos de la mansión hasta llegar a la cocina, donde les sorprendió e intrigo aún más ver que no había ningún cocinero, cuando siempre estaba alguien listo para cumplir con alguno de sus pedidos.

—Hm... Esto es raro—murmuro el ilusionista.

—¿Dónde estarán todos? —pregunto el espadachín.

En eso, el chirriar de una de las puertas aledañas se hiso escuchar, sorprendiendo a ambos guardianes, quienes no dudaron en ponerse a la ofensiva de inmediato. En cuanto al búho, este que había permanecido en el hombro del ilusionista en todo momento, al escuchar aquel sonido extraño elevo vuelo, para posteriormente desaparecer en una de las esquinas del lugar.

—¿Qué ocurrió con Mukurowl? —pregunto Asari al ver el extraño comportamiento del plumífero.

—Parece que se asustó con ese sonido chirriante—contesto Daemon, restándole importancia al asunto. En eso, un nuevo sonido fue escuchado, este parecía como pequeños pasos acompañados del sonido de metal arrastrándose. De pronto, el resonar de una puerta cerrarse de golpe hizo dar un pequeño respingo a ambos guardianes. —¿Quién anda ahí? — cuestiono con seriedad el ilusionista, a la par que intentaba encontrar el causante de aquel sonido.

—La base se quema en... —aviso una pequeña y suave voz en el aire. Aquellas palabras sonaron tan cercanas, y a la vez lejanas, pero por más que ambos chicos intentaran encontrar a la persona que dijo eso, simplemente no veían nada.

—¿Base? —dijo confundido el nipón. —¿Qué base? —pregunto confundido.

—3...—comenzó el conteo aquella persona.