-La aventura del cielo-

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~Capitulo #21~

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-La aventura del cielo-

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Como habían terminado las cosas así, ni él mismo podría dar una respuesta sin sentirse avergonzado de sus actos. Sabía de antemano lo mala que era su orientación cuando se separaba de sus amigos, por lo que a menudo terminaba perdiéndose cuando se alejaba de estos.

—G... Asari...—llamo por quita vez a sus queridos amigos de los cuales hace un par de horas se había alejado.

Giotto Di Vongola, el afamado joven jefe que hizo de su familia una de las más conocidas en poco tiempo. En estos momentos se encontraba en medio del bosque, perdido y sin saber cómo demonios volver a su hogar.

Una leve corriente de viento le recordó la soledad del momento, siendo esta acompañada del crujir de los arboles los únicos sonidos sobresalientes en el lugar, pues hasta el cantar de los pagaros había desaparecido.

—Hii! —chillo asustado por el repentino crujir de una rama que piso sin percatarse de ello. — A-Alguien?... Quien sea... Hasta aceptaría a Daemon—hablo nuevamente con esperanza de encontrar señales humanas. Su voz sonaba cada vez más angustiada, pues sus experiencias en ocasiones similares no eran del todo buenas, aunque bueno, adentrarse en una cueva donde en cuya entrada había un gran aviso de 'cuidado con los osos' no era del todo inteligente. Desde aquel día, nuestro querido rubio desarrollo un profundo odio o más bien temor por estas criaturas. Pero bueno, volviendo a la situación actual.

¿Cómo había terminado así?... ¿Por qué nuestro querido rubio estaba perdido en medio del bosque?

Bueno para saberlo regresemos un poco en el tiempo.

«Un par de horas antes»

—Bien llegamos—informo el peli-rojo, reconociendo el lugar, aquel lugar donde vieron a esos pequeños por primera vez.

—Haha~ Aun recuerdo cuando los encontramos, esos sujetos realmente creyeron que eran nuestros hijos—comento Asari—A veces quisiera que realmente lo fueran—murmuro con cierta tristeza, pues sabía que llegaría el día en que esos pequeños tendría que marcharse y volver con sus verdaderas familias.

—Como sea acabemos pronto, que tengo un encargo que cumplir—hablo con inusual seriedad el ilusionista. —"Aun no entiendo como Chrome se enteró de eso, Elena me matara si se entera"—decía a sus adentros, quien aún no lograba encontrar el medio por el cual le menor se enteró de su hasta ese momento mayor secreto. No pudo evitar imaginarse lo que su amada novia haría si llegara a enterrarse de aquello. —"Seguro me obligara a comer de nuevo de su Arancini di riso* o peor aún, su cannoli siciliani*. No importa cual elija, igual estaré muerto"—aquellos pensamientos eran los que atormentaban a la niebla de vongola, mientras comenzaba a murmurar cosas como: estoy muerto, Elena me matara o Pasare días en cama con dolores de estómago.

A unos simples pasos del atormentado ilusionista, lluvia y tormenta veía confundidos al chico, pues no todos los días ves al arrogante de Daemon Spade temiendo por su vida.

—¿Qué le paso a Daemon? Normalmente en estas situaciones estaría diciendo a los cuatro vientos sobre lo ingenioso de su plan—comento el nipón, extrañado por el comportamiento de la niebla.

—Ignóralo Ugetsu, el comportamiento de las frutas siempre es extraño—hablo con desinterés la tormenta—Mejor nos concentramos en lo que venimos a hacer—agrego esta vez con más seriedad en su voz.

¡De mafiosos a Niñeras!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora