-El Rescaté-

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~ Capítulo #33 ~

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— El rescaté —

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Un enorme resplandor carmesí había iluminado los cielos, llamando así la atención de cierto par que aun luchaba contra sus enemigos.

—¿Qué rayos fue eso? —se preguntó cierto peliverde intrigado por aquel destello.

—¡Lampo, no te distraigas! —regaño un azabache, al mismo tiempo que esquivaba y golpeaba a sus oponentes.

—¡S-si! —respondió rápidamente el menor, poniéndose nuevamente a la defensiva.

La lucha que llevaban a cabo ambos guardianes no les daba descanso, pues no importaba a cuantos derrotaran, siempre llegaban más oponentes. Sin embargo, desde hace unos momentos el número de adversarios comenzaron a disminuir. Pareciera que la fuerza de su oponente empezaba a disminuir. Pero, aun si el número de combatientes disminuye, este era en un pequeño número, aún quedaban muchos por derrotar.

Algo que agradecen, era que ya no llegan más refuerzos enemigos. Aquellos que aún permanecían en la contienda eran aquellos que, perseverantes en su lucha, se levantaban una y otra vez pese a sus heridas. Algo que también les llamó su atención, fue ver como la mayoría de estos sujetos portaba una peculiar máscara que ocultaba todo su rostro, como si no quisieran que notaran algo.

En cuanto al par de guardianes, sin perder las esperanzas de una victoria, ambos luchaban codo a codo contra sus numerosos adversarios. Ambos, tanto rayo como sol, se protegían el uno al otro, por lo que habían decidido permanecer lo más juntos posibles y así cuidarse las espaldas.

—Oye, Knuckle, ¿Dónde crees que este ese chico, Angelo? Desde que salió corriendo no hemos tenido señales de él—comentó Lampo sin quitar la vista del combate.

—No lo sé y no me interesa—contesto cortante el azabache, al mismo tiempo que evadía los golpes de un sujeto. El sol fácilmente evadía cada ataque, y en un descuido del sujeto, le propinó un fuerte golpe en el estómago que le hizo caer inconsciente. Con el sujeto derrotado, Knuckle se detuvo un poco para voltear y mirar por sobre su hombro al peliverde sus espaldas. —Al único que me importa proteger es a ti, Lampo—agregó con extraña calma y seguridad.

—... —Lampo no dijo nada, aquellas palabras lo habían tomado desprevenido. El menor detuvo un momento su lucha para mirar al azabache. —S-sí, yo también te protegeré. S-somos compañeros después de todo—hablo con algo de timidez, de la cual no entendía el motivo de esta. Él admiraba al azabache, pero, según él, no iba más allá de eso, admiración.

—Si... compañeros—respondió en un murmullo Knuckle. En ese instante los hábiles ojos del azabache se percataron de una amenaza, y sin pensarlo dos veces empujó al menor a un lado tirándolo al suelo, y así terminar recibiendo él aquel ataque con una espada por parte de uno de sus adversario, ataque que iba dirigido para el rayo.

—¡Knuckle! —exclamó Lampo al ver como el mencionado era gravemente herido.

Aquel ataque con espada había provocado una gran y profunda herida en el pecho del cura, desgarrando sus ropas ahora cubiertas con sangre. Pronto el cuerpo del guardián del sol se desplomó de lleno al suelo. Al presenciar todo aquello, el peliverde se había congelado por el impacto de ver a su compañero ser gravemente herido. Pero tan pronto volvió en sí, se levantó del suelo y corrió al lado del azabache quien parecía agonizante.

¡De mafiosos a Niñeras!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora