-El regreso de la nube-

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  ~Capitulo #20~

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-El regreso de la nube-

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Un nuevo día había llegado a la mansión vongola, y con el salir del sol, uno de los residentes de aquella enorme mansión volvía por fin de su larga semana de ausencia. Pero la escena que apreciaba no era precisamente la bienvenida que esperaba.

—Gyajajajaja! Lambo-san quiere ir más rápido. Vamos, vamos Gyuudon ¡aumenta la velocidad! —ordeno el pequeño infante montado sobre el enorme búfalo.

—¡ESPERA MOCOSO! ¡Te he dicho que no puedes montar a ese animal! ¡Baja en este instante! —demando el peli-verde intentando sonar autoritario, pero el temblar de sus piernas y el solo hecho de que se ocultara detrás de un árbol, eran claras muestras de su miedo.

—¡Si no sales no te escuchara! —reclamo el peli-rojo dándole una patada al chico para que saliera de su escondite—Y tú, ¡dile a tu gato que deje de arañarme! —dijo esta vez refiriéndose a Hayato quien le veía sonriente mientras que Uri se encargaba de arañar todo el rostro del mayor.

—Parece que le caíste bien, rosita—decía con burlona sonrisa el peli-plata, sonrisa que no duro mucho, pues el felino ahora atacaba su cara—Uri que haces, ¡bájate! —regaño el menor al gato quien ignoraba las palabras de su dueño y se concentraba más en seguir aquella pequeña lucecita.

—Ahora quien es su favori... —antes de que las palabras de la tormenta pudieran ser completadas, el felino ataco nuevamente su rostro. —¡Qué demonios le pasa este gato! —cuestiono ya con clara molestia de ser el juguete del minino.

Mientras ambos chicos lidiaban con el gato, a una corta distancia, un par de frutas disfrutaba de la escena mostrada. Siendo estos, tanto melón como piña, los causantes del ataque del felino.

—Kufufufu~ regresa al cabeza pulpo—indico el pequeño peli-índigo quien veía con diversión la situación de G y Hayato.

—Nufufufu~ espera un poco más Mukuro, quiero hacer enfadar aún más al escandaloso de G—respondió el ilusionista mayor, quien haciendo uso del metal en las alas de Mukurowl, lograba reflejar un pequeño rayo de luz el cual usaba como laser para que Uri saltara y arañara los rostros de ambas tormentas.

—Podrían dejar de usar a Mukurowl como su juguete de venganza—dijo la voz casi monótona e indiferente de la pequeña peli-morado a su lado. —Eso es maltrato animal, y no hablo precisamente de Mukurowl o Uri—

Un poco alejado de la travesura de ambas frutas, digo ilusionistas. El japonés y espadachín del grupo, jugaba al 'trae la vara' con el can y a su lado Takeshi jugaba también. Otro par inconfundible por su gran entusiasmo, eran Knuckle y Ryohei, quienes parecían divertirse combatiendo con un canguro de enormes proporciones -pero sin exagerar, claro-. Por tu parte Kyoya disfrutaba su una pacifica siesta sobre la rama de un árbol, con el pequeño erizo sobre su cabeza.

Todos, pase a las jugarretas de las nieblas, parecían divertirse con aquellos extravagantes animales. En cuanto a nuestro querido recién llegado. Alaude miraba en silencio la convivencia entre los jóvenes y niños con los animales. Pase a su falta de expresión, el jefe de policía se encontraba entre asombrado e intrigado, pues ya había oído en el reporte, que le había dado uno de sus hombres días antes, sobre extraños animales que inexplicablemente portaban llamas de los diferentes atributos, pero nunca espero encontrar dichos animales en su propia vivienda.

¡De mafiosos a Niñeras!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora