¿What are you doing here?

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Para que luego no me mates.

Dedicado a:@unachicadelmonton, seguís en falta conmigo.-

— Valerie:

El jueves me desperté mejor, sintiendo la respiración más fácil de controlar y las emociones bien guardadas.

Suspiré antes de levantarme, me duche y al salir decidí arreglarme. Me encontraba de buen humor.

Jeans pitillos negros y una remera de "The Doors" en color blanco, mis vans grises y un blazer de lana largo en color gris, también. Delineé mis párpados con lápiz negro y dejé mi cabello suelto.

Bajé las escaleras con una sonrisa y corrí a la cocina.

Aun no me había librado de mi necesidad de café. Por lo qué pusé a andar la cafetera.

Mientras esperaba caminé a la sala y encendí el tv. E! News, otra vez. Sonreí y volví a la cocina. Me senté sobre la mesa junto a la cafetera, tenía las noticias de la farandula de fondo.

Rebobiné en los últimos días. Hace exactamente cuatro días que no hablo y de alguna forma, no me siento mal.

Ambos sabemos que hay algo mal en la relación, no somos idiotas ni adolescente hormonales para ignoralo.

Estoy segura de que está fue la mejor decisión, cada uno tendría su espacio para pensar bien las cosas y para el momento en el que vuelva, decidiríamos que suceredia con "nosotros."

Me sentía tranquila y segura, porqué a pesar de todas y cada una de las tormentas lo amo y demasiado. Se que enfrentaria todo por él y a veces asusta. Me asusta saber que renunciaría a mi propia felicidad por su sonrisa. Pero a su vez.

En cuanto él café estuvo listo serví un poco en mi taza y vertí un poco de leche. Llevé la taza a mis labios con la mano derecha mientras  revisaba los estantes con la izquierda. Encontré el tarro de galletitas y lo arrope en mi brazo, volviéndome a la sala.

Mis días habían sido esto, levantarme, tomar café frente al tv y luego salir a pasear. Los primeros dos días me recluía en la casa de las mellizas, pero luego ya me sentí fuerte y a la vez cansada de atosigar a mis amigas con mis problemas.

El tercer día, o sea ayer, pensé seriamente en quedarme en casa, pero mi consciencia me obligo a salir a caminar por Bradford.

Y aquí estaba otra vez, mirando tv con una taza de café con leche caliente y mi tarro de galletitas en las piernas. El clima era demasiado frío pero gracias a dios, los abrigos de lana eran lo suficientemente calidos como para mantenerme estable dentro de casa.

Las fiestas estaban a unos días de distancia y ansiaba hablar con mis padres.

Terminé de desayunar y luego de asear todo y guardarlo subí las escaleras. Me quité el abrigo y me puse un cuello de tortuga negro junto con una chaquetón gris de piel sintética y lana por dentro. Era lo más abrigado que poseía y el regalo de la navidad pasada por parte de mi Mamá.

Ya tenía decidido cuál sería mi actividad de hoy, por lo que busqué la cámara en la gabeta del mueble junto a mi cama y crucé la correa por mi cuello, me pusé un par de guantes finos y probé usar la cámara con ellos. No quería tener que quitarmelos una y otra vez.

Lo último que tomé fue un gorro de lana negro.

Bajé las escaleras otra vez y sin apagar el tv, abrí la puerta no sin antes asegurarme de tener las llaves en mi mano.

Jamás esperé encontrarme con.. él.

Sus ojos azules como el océano, ahogaron al marrón chocolate de los míos. Por un momento varias sensaciones me invadieron, sentí ira, bronca, dolo, vergüenza y arrepentimiento, pero lo más raro fue que me sentí en casa, segura. Me sentí bien. Aun así lo disimulé.

– ¿Qué haces aquí? – Pregunté de mala gana.

– Quería verte – Fue casi lo mismo que dijo cuando volvió.

Vacilé un momento, me había propuesto ir a verlo varias veces en estos cuatro días, y aunque siquiera me lo admitia a mi misma, una parte de mi se arrepentia de las cosas que le dije el sábado. Pero ganaba la parte que aunque sabía que el no tenía nada que ver, prefería creer eso a darle la mínima posibilidad a mi mente para que divague sobre las imágenes y las considere veridicas.

– No es un motivo suficiente – murmuré realmente no sabía que decir y comenzaba a ceder bajo su mirada. Tendria que sacarle los ojos, sí, así sería mejor.

– Mira, no te pediré que seamos amigos, porqué no quiero – sobó sus guantes y subió la solapa de su saco marrón. – Tampoco pediré Perdon, porqué no he hecho nada malo – Sonrió.

– ¿Entonces? – Inquirí llevando mi peso hacia el otro pie y mirándolo con desgano.

– Vengo a que tomemos un café, como conocidos con muy buenos recuerdos en común – Quise decir que ya había desayunado, pero la forma y el tono en el que dijo "buenos recuerdos" solo me dejó soltar una carcajada.

– No acepto el café – Dijé cuando recuperé el aliento luego de reírme. Pasé a su lado y cerré mi puerta – Voy a tomar unas fotos, puedes venir, si quieres.

– ¿Tu moto o mi auto? – En cuanto notó lo que dijo, alzó una ceja dándole más doble sentido a sus palabras.

– Tu auto, no quiero que lo vean estacionado aquí.

– Buen punto – Llegué al auto azul y blanco. Pero antes de abrir la puerta o que el lo haga por mi, gire para enfrentarlo. – Ninguna intención oculta ¿Cierto? – Mi tono era amenazante.

– Ninguna, por ahora – murmuró y subí al asiento del copiloto con una sonrisa, el subió como piloto y me miro a los ojos – ¿A donde?.

Mis padres conocían bradford como si fuera la palma de su mano, pero aún así habían varios lugares que solo eran míos, ellos jamás los conocieron. Decidí recorrerlos, también alguna que otra ciudad aledaña. Saqué fotos de la mayoría de los lugares. En ninguna salió Logan, no me apetecia tener que explicar quien era luego.

Nos sentamos en el húmedo pasto por unos segundos, lo sufiente para mojarnos y para que Logan arrebatara mi cámara.

A partir de ese momento los lugares en los que había estado y las cosas lindas que veía habían dejado de ser captadas por el lente para ser reemplazados por cualquier movimiento que hacia para evitar que la cámara me retratara.

En está estapa de las fotos aparecía yo en la mayoría, Logan en algunas y el resto eran borrosas partes de mi cuerpo que había movido rápidamente al notar el foco sobre mí.

La tarde comenzaba a acercarse cuando mi estómago pidió alimento, y me negué rotundamente a comer por algún lugar, anhelaba mi casa y un cambio de ropa urgente ya que la mia estaba húmeda.

Subí al auto tranquila, lo había pasado genial, sin momentos raros o incomodos. Se sintió bien, tal cual el había dicho. Dos conocidos con muy buenos recuerdos en común, pasando un momento agradable. Recordando momentos divertidos y sin ninguna insinuacion sospechosa. Adultos respetando el presente de cada uno y sonriendo al pasado.

Tome aire y me incliné para abrir la puerta cuando Logan estaciono frente a mi casa.

– Fue bueno verte, Logan – Confecé y sin esperar una respuesta, lancé un Adios y bajé,  pero su mano me impidió cerrar la puerta. Bajé mi vista para verlo inclinado hacia mi asiento sosteniendo la puerta para que no se cerrará.

– Descuida, no te obligaré a que te disculpes. Tampoco voy a obligarte a nada. Pero está será una tregua hasta que YO decida lo contrario – Dijó pasiente y seguro, remarcando el yo y dejándome en silencio. Perdida, sin saber bien que decir.

Cerró la puerta obligándome a enderezarme y vi como se alejaba en unos segundos, aun algo absorta entré a mi casa, necesitando urgentemente calor, una taza de café y olvidar sus ultimas palabras.

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Quizas está un poquitin corto Jajaj.. pero bueno.

Debí subir el lunes, por eso.. aquí tienen... ¡Maratoooooooooooooooooooon!

Kisses :*

KARMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora