Black Hole.

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—Valerie:

–No podemos seguir con esto – Y ahí con esa estúpida y dañina frase lo entendí todo.

Entendí que el muy estúpido se culpaba y si, tenía parte de la culpa, pero un hijo. No, no puede separarnos, menos aún después de las palabras de ella.

Claro, si la elige a ella es distinto, pero mientras tanto sigue siendo mío.

–Valerie, no. Yo no puedo seguir con esto – Oh, claro que puedes. Vamos a superarlor. Eres un idiota, pero no pienso dejarte. Debí haberlo dicho antes.

Pero justo antes de que siquiera pudiera amarlo y convencerlo de que superariamos todo, que tendríamos un final feliz de esos sobrevalorados que que venden millones de historias en libros, vi en su mirada la decisión y como tómala y llevarla a cabo le suponían un esfuerzo casi doloroso. Ahora es cuando odiaba conocerlo tanto.

Me resigné.

Él me iba a dejar y yo.. me resigné.

Está sería la ultima vez. Su mirada me suplicaba que le dejara hacerlo, que dejara quebrar lo nuestro, terminar con todo. Lo dejaría hacerlo, lo dejaría romperme en mi pesazos solo si me amaba una vez más.

Tan solo sus besos de despedida me rompian el alma más que cualquiera de sus palabras, pero lo soportaría.

Quería, deseaba alejar su pesas con besos, caricias, reemplazar su dolor por mi amor, arreglarlo con él. Aunque me rompiera despiadadamente en el intento.

Deje que me besara, acariciara y me amará con devoción haciendo el momento eterno, bese acaricie,  lami y amé todo de él con ternura, obligándolo a quitarse el dolor de encima, lo amé con todo lo que tenía de mi. Deje todo con él.

Cuando el punto del climax llegó, hasta sentí que lo habíamos solucionado, pero claro.. jamás sería tan fácil y un par de besos y hacer el amor no lo harían recapacitar. Me caí rendida en su pecho, luego de un beso que me dejó sin aliento. Y como toda estúpida.. me dormí. ¿¡Cómo pude dormirme!?

Me dolía todo cuando desperté, el pecho más que el cuerpo, pero aun así ambos dolian. La habitación estaba solitaria y fría. Me levanté de la cama sin ánimos de nada e intentando fingir que el dolor no existía.

Intenté seguir un día normal, cómo si no fuera a romperme a cada paso. Reemplace mi mente por ordenenes mecánicas y me preparé para sobrevivir el primer día de lo que sería un largo letargo agonico.

¡Vamos! Busca tu ropa. Ese pantalón de chandal y la sudadera ¡Vistete! ¿Tus zapatillas? ¿Donde están? .. ¡Ahí! Pontelas y atalas. Bien, tienes que lavar tu rostro y levantar tu cabello.

¿Qué haremos ahora?

Repasé mentalmente las cosas que podría hacer, pero las descarte en cuestión de segundos. Todas me llevaban a algún lugar o situación relacionada con él. No podía permitirme eso, no ahora. No cuando estoy a punto de desmoronarme.

Casi por inercia caminé por toda la casa y decidí que se merecía una buena limpieza a fondo. Busqué las cosas y puse de fondo una buena banda de música hardware rock, que me distrayera y no me guiara por pensamientos dolorosos.

¿Segura? ¡Okey! ¡Vamos a hacerlo bien!.. Toma ese balde y llénalo con agua tibia, busca el trapo y el secador, comenzaremos con el suelo...

Jamas había limpiado tan a fondo a excepción de las escasas visitas de mis padres, tampoco es que necesitará hacerlo. Una de las ventajas de vivir sola era el mantenimiento del orden en todo el lugar.

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