Capítulo 5 {Arcoiris}

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Michelle

Suspiré cerrando mi taquilla después de haber cogido lo necesario y haber dejado lo que no iba a usar. Comencé a andar por el pasillo, hacia la clase que tocaba y una mano se puso en mi hombro de repente, me giré sobresaltada.

—Me has asustado... —Suspiré al ver a Katelynne, ella sonrió.

—Vaya, lo siento. ¿Dónde vas? —Preguntó curiosa. Se puso a andar a mi lado.

—Humm... Geografía.

—Guay, nos sentamos juntas. —Sonrió de nuevo y le devolví el gesto.

Pasamos delante del aula de plástica y ví un papel pegado en la pared; un concurso de dibujo, vaya. Pensé un momento, repasando todos los dibujos que eran lo suficientemente buenos como para presentarlos. Encontré unos cuantos, así que hurgué en mi mochila y cogí un boli para poder apuntar mi nombre en la lista. Kate me observó, pero no dijo nada así que continuamos nuestro camino hacia clase.

Puse mis auriculares en cuanto salí del aula. Me dirigía a mi sitio “secreto”. En realidad era solo una puerta de emergencias que llevaba a un tipo de azotea abierta, pero estaba casi al mismo nivel que el techo del instituto. Tarareé To The Stage de Asking Alexandria hasta llegar allí y cuando llegué, miré a ambos lados, asegurándome de que no había nadie, abrí la puerta con cuidado y me introduje en el pequeño patio apartado de todo lo demás. Me senté en el suelo, como siempre y comencé mis dibujos, inspirándome para el concurso a pesar de que ya tenía algunos. Dibujé todo el recreo. Salí de mi escondite rápidamente antes de que el pasillo se llenara por completo y me tensé cuando alguien tomó mi brazo. Me giré de golpe y rodé los ojos con una sonrisa al ver quién era.

—Hey, cuanto tiempo. —Me sonrió.

—Eres tú el que ha estado 3 días sin venir. —Reí levemente. Él me entregó una bolsa de papel.

—Toma, no te he visto en la cafetería. —Murmuró. Cogí la bolsa.

—Hum, deberías haberte dado cuenta de que no voy a la cafetería. No me hace falta estar en el mismo espacio que estos pijos también en mi escaso tiempo libre...

—Buena reflexión. Y dime, ¿No comes? Eso es extraño, por muchos pijos que haya, también hay comida. Eres rara. —Arrugó su nariz, haciéndome reír.

—¡Hey! ¡Eres tú el que desaparece del instituto y vuelve justo el viernes! —Exclamé riendo. Tony se encogió de hombros.

—¿Qué puedo decir? Hoy tenía ganas de venir. —Sonrió un poco y, sin evitarlo, le devolví la sonrisa.

Abrí la bolsa que me había dado y cogí el sándwich de atún que me había traído. Me lo comí mientras salíamos para hacer educación física. Me estaba contando que estos días no había ido porque estaba haciendo prácticas con su banda y yo solo me reía de las tonterías que hacían y Tony me contaba. Justo cuando pasamos por delante de la puerta del gimnasio, sentí que algo caía en mi cabeza, mojándome con algo viscoso. Dejé escapar un gritito de sorpresa y Tony abrió los ojos de tal manera cuando me vio que pensé que se saldrían de sus órbitas. Pasé un dedo por mi mejilla y el cabello que había quedado pegado a esta. Pintura roja, amarilla, verde, naranja... Se podían notar varios tonos tan solo en mi dedo, no quería imaginar cómo estaría viéndome entera. Sentí mi sangre hervir dentro de mis venas y miré hacia arriba, solo para comprobar que, efectivamente, la pintura había sido tirada desde una de las ventanas.

—¿Quieres que te acompañe a algún sitio para cambiarte? —Preguntó Tony mientras yo seguía intentando contener mi rabia. —¿Tienes ropa en algún lugar?

Saving You {Vic Fuentes}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora