Michelle
Vic se ofreció a llevarme a casa cuando le dije que había ido andando. El viaje fue muy extraño, permanecimos todo el tiempo en silencio, cosa que era raro entre nosotros, siempre hablábamos de cualquier cosa, siempre teníamos tema de conversación y no sé por qué él no hablaba, pero yo no lo hacía por miedo. Algo me decía que estaba enfadado conmigo, aún que yo no había hecho nada para que eso pasara. Llegamos a la puerta de mi casa y Vic paró el coche con un suspiro. No me miró, ni siquiera un segundo y algo dentro de mí se encogió, haciendo que me entraran ganas de llorar.
—Gracias por traerme. —Dije después de unos segundos de silencio. Él volvió a suspirar.
—No ha sido nada. —Respondió mirando al volante. Mis ganas de llorar aumentaron e intenté tragar el nudo de mi garganta.
—Adiós. —Me despedí en un susurró. Me incliné hacia delante rápidamente y besé su mejilla antes de girarme otra vez para abrir la puerta. No quería bajar del coche, no quería llegar a casa aún, pero saqué un pie, posicionándolo en el suelo.
—Espera. —Me pidió agitado. Cogió mi muñeca, atrayéndome a él y quedamos a escasos centímetros. Las ganas de llorar se convirtieron en una extraña sensación en el estómago. Miré sus labios entreabiertos y tragué saliva, nerviosa. Volví a subir la vista a sus ojos y la sensación aumentó, su aliento se mezclaba con el mío de manera deliciosa y las ganas de terminar con la distancia que había entre nosotros se hizo presente en mi mente. Justo cuando iba a besarle, él se inclinó más y dejó un suave beso en la comisura de mis labios, dejándome con ganas de mucho más que eso. Se quedó allí un par de segundos, haciéndome cerrar los ojos porque, aún que no sus labios no tocaban los míos, estaba malditamente cerca. Se separó lentamente y mordió su labio inferior en un gesto pensativo que solo me provocó más. —Adiós. —Murmuró y mis mejillas se incendiaron.
Salí de allí lo más rápido que pude, huyendo sin saber de qué huía. Me adentré en mi casa corriendo, arrepintiéndome al instante. Mis ojos comenzaron a picar y apostaría cualquier cosa a que estaban rojos. Sorbí mi nariz, haciendo más ruido del que pretendía y cerré los ojos un segundo, antes de dar la vuelta para ir hacia las escaleras.
—¡Michelle Quinn Taller! —Gritó mi madre desde la cocina. Suspiré cansada.
—¿Sí? —Pregunté con la esperanza de que no me llamara.
—Ven aquí, señorita. —Respondió y por su tono deduje que estaba enfadada. Caminé resignada a la cocina, donde resulta que también estaba mi padre.
—¿Pasa algo? —Pregunté intentando parecer normal, cuando en realidad lo único que quería era encerrarme en mi habitación y llorar.
—¿Dónde has estado esta tarde? —Cruzó sus brazos sobre su delicado y fino vestido púrpura.
—Con Kellin, en su casa. ¿Por qué? —Mentí sin dudar. De repente la mano de mi madre chocó contra mi mejilla, haciéndome girar la cara, dolorida.
—¡Eres una mentirosa! ¡Una asquerosa mentirosa que no hace otra cosa que mentir! —Gritó tan fuerte que me pitaron los oídos. Miré a mi padre, en busca de ayuda, pero este se limitaba a sorber su café.
—¿Qué he hecho ahora? —Pregunté con los nervios a flor de piel. No tardaría en explotar.
—Hemos llamado a Kellin para hablar contigo y nos dijo que estabas en casa. Volvimos antes del trabajo y vemos que no estás ni con tu primo ni aquí. —Explica frotando sus sienes. Já, como si fuera ella la que sufre con todo esto.
—Mamá... Solo estaba dando una vuelta con unos amigos. —Bueno, más o menos, pero ella no podía saber que me había metido en una casa, sola y con cuatro chicos sin ninguna supervisión adulta.
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Saving You {Vic Fuentes}
Fanfiction-¿Quién eres? -Pregunté confusa. -Solo soy Vic. -Se encogió de hombros.