Saving You {Vic Fuentes}

Capítulo 54 {4 meses}

Michelle

Era increíble verles grabar, estaba muy impresionada. Si ya eran genial en vivo o en una grabación rápida hecha con el móvil de Tony, no hace falta que hable de como se escuchaban en versión de estudio. Incluso estaban más animados y felices, de hecho, el productor tuvo que decirle a Vic que no se moviera tanto porque no lo detectaba el micrófono. Yo intentaba no reírme desde detrás de la sala de grabación, junto al DJ que la llevaba. Estaban cantando Hold On Till May para empezar. Victor dijo que cuando grabaran Bedless sería la primera en escucharlo, en honor a mi tatuaje. Aún no me creía la suerte que había tenido encontrándole, jamás creí en el destino pero cada segundo que pasaba con él me hacía pensar que era mi otra mitad. No hacía falta que estuviéramos de acuerdo en todo, lo que importaba era que nos respetábamos mutuamente y nos apoyábamos día a día. Hoy tenía cita con el doctor Mainford y estaba ilusionada, ya que la última vez, me dijo que estábamos progresando. Habíamos llegado a la conclusión de que mi problema se basaba en fobia a la sociedad, en el maltrato psicológico que había recibido, la falta de atención de mis padres y miedo al rechazo. Como terapia me puso pasar más tiempo con grupos grandes de gente y salir más veces a la semana, hacer varias cosas en público como cantar o bailar para que me diera cuenta de que nadie juzga lo que hago ni me presta atención de manera ofensiva. Al principio pensé que era una tontería, que no era nada de eso, pero Vic me llevó a unos cuantos parques y un par de cafeterías en el centro y comprobé que, las primeras veces, me sentí angustiada, no dejaba de pensar que no encajaba con la gente que estaba allí y eso provocaba paranoias sin sentido que me empezaban a ahogar. Con la ayuda de Victor y Tony (que se acabó enterando de que visitaba un psicólogo) ya estaba perdiendo esa inseguridad y, aunque aún tenía pensamientos negativos con relación a mi entorno, conseguía controlarlos con más frecuencia y eficacia. De repente la mano de Jaime en mi hombro me sacó de mi ensimismamiento y le miré con atención, a la espera de lo que iba a decirme.

—¿Te vienes a la sala de descanso? —Preguntó. —Ya hemos terminado el primer truck y no empezaremos el próximo hasta dentro de una hora, cuando terminen de editar la canción. —Añadió.

Asentí levantándome de la silla acolchada en la que había estado observando y le seguí hasta la salida de la sala donde nos encontrábamos. El estudio era muy grande, por suerte solo necesitábamos la tercera y cuarta planta. Nos encontramos con los demás en el ascensor y prácticamente corrí a los brazos de mi novio. Me abrazó con suavidad y besó mi cabeza. Me apoyé en su pecho y respiré su delicioso aroma una vez más, jamás me cansaría de él. Ahora íbamos a una sala donde había máquinas de café, té helado y donuts de todos los tipos que puedas imaginar. El paraíso personal de los chicos, sin duda, si fuera por ellos pasarían más tiempo allí que en grabación, y la verdad es que yo tampoco me quejaría, los sofás eran cómodos, la sala era tranquila e íntima y había buena comida a parte de los donuts.

—¿Podemos hablar un momento? —Le pregunté en un susurro y él me miró asustado.

—No me gusta nada como suena eso. —Respondió nervioso. Solté una pequeña risa y besé sus labios.

—No tiene que ver contigo, idiota. Solo quiero hablarte de una cosa importante. —Aseguré abrazándome a su cuello.

—Está bien entonces. —Sonrió más tranquilo, besándome otra vez.

—¡Eh! ¡Estamos delante! —Se quejó Tony en broma. Vic y yo nos reímos y profundizamos el beso para molestarle. —Os odio. —Gruñó.

—Gracias. —Murmuré sin dejar de besar a Victor.

El ascensor llegó a la cuarta planta y las puertas se abrieron, permitiéndonos salir. Dejamos que los chicos fueran delante y Vic tiró de mi mano hacia una puerta que, cuando entramos, descubrí que era un baño. No me soltó mientras me miraba a los ojos, esperando, pero no sabía como decirle que estaba pensando en dejar el instituto y en qué quería enfocarme ahora. Sostuve la mirada hasta que puso ojos bizcos y me reí.