Saving You {Vic Fuentes}

Capítulo 41 {Emancipada}

Michelle

Otro horroroso día de instituto. Este en concreto sería aún peor; hoy volvía Stephany, por la tarde tenía psicólogo y (como si aún no tuviera suficiente) Tony estaba en casa, con 40° de fiebre y estornudando cada vez que respiraba. Cerré mi taquilla tan rápido y fuerte que los libros se me cayeron al suelo, solté un bufido y los recogí, encaminándome ya a clase. Justo en la puerta, recordé que me había olvidado el estuche en la taquilla y tuve que volver a por el. Sí, desde luego, se notaba que había vuelto la bruja del instituto. Ahora sí entré en clase y la profesora me miraba fatal, como si hubiera matado su vida sexual con mis propias manos.

—Se pide permiso antes de entrar, señorita Quinn. Haga el favor de volver a salir y llame a la puerta. —Ordenó con su tono de amargada. Me giré haciéndole la burla y salí para después obedecer. —Pase. —Respondió. Entré otra vez y levantó una ceja en mi dirección, rodé los ojos suspirando.

—Lo siento por llegar tarde, profesora, no volverá a ocurrir. —Dije mecánicamente, ya acostumbrada a la frase.

—Espero que así sea, señorita, pero de todos modos se quedará a la hora del patio en la biblioteca. —Informó.

La ignoré y caminé hasta mi lugar, mirando la silla de Tony con tristeza. Justo hoy se ponía enfermo y justo hoy no podría cuidarle. Me sentía mal, pero él insistió para que viniera, "puedes traerme los apuntes después de clase" por lo menos le ayudaría en eso. Comenzó la aburrida clase de biología y con ella, mis dibujos sobre la hoja de mi mesa. Eran cosas sin sentido, solo para no dormirme con la monótona voz de la profesora. Miré alrededor, observando a mis compañeros de clase. Los de la primera fila anotaban cosas sin parar, era increíble que pudieran escribir tan rápido, los de la segunda y tercera fila solo apuntaban de vez en cuando y hablaban por lo bajo o se pasaban notas. Por último, los de mi cuarta y última fila, nos limitábamos a mirar por la ventana, dibujar o, en el caso de los más atrevidos, estar con el móvil. Nunca me había dado cuenta de que eramos tantos, solo habían dos sitios libres: uno al lado de las mesas donde se sentaban Stephany y sus ridículas "amigas" y el sitio de Tony, justo a mi lado. Gruñí en voz baja al comprobar una vez más que todos llevaban uniforme menos yo, que vestía unos skinny jeans rotos en la rodilla izquierda de color negro, una camiseta azul marino y por encima, una camisa desabotonada de cuadros azules y negros. No hacía falta decir que mis pies estaban cubiertos por unas Converse All Star y que mis muñecas tenían todas mis pulseras de bandas. No pegaba en ese sitio pero, por lo menos, mirando el lado bueno, hacía la diferencia entre tanto pijo. No me creía que todos pensaban que la vida se resumía en el dinero, la ropa cara y coches de lujo. No era así, ellos estaban tan cegados con lo que decían sus papis que no eran capaz de ver que la vida necesitaba esfuerzo y lucha, me ponían realmente enferma. De repente, mis pensamientos se interrumpieron, al igual que el constante murmullo que había en la clase; la puerta se había abierto y en ella apareció el profesor de matemáticas acompañado de una chica. No pude evitar mi sonrisa al ver sus pantalones igual que los míos acompañados de una camiseta de Nirvana. Tenía el pelo de un negro azulado, recogido en una trenza y su flequillo era algo largo por los lados. Llevaba la mochila de un solo hombro y miró la clase con desprecio hasta verme a mí. Me devolvió una sonrisa cómplice que me hizo pensar que nos llevaríamos bien.

—Señora McFonnard, esta chica es una nueva estudiante de su clase, viene de Australia. —Informó el profesor.

—Oh, muchas gracias por traerla. —Respondió McFonnard con una extraña simpatía hacia el profesor antes de que se fuera. —Muy bien, señorita, puede presentarse. —Indicó haciendo un gesto con la mano hacia el frente. La chica avanzó a desgana y se aclaró la garganta.

—Me llamo Alexandra, —Comenzó con un acento curioso. —aún que todos mis amigos me llaman Alex, pero ni se os ocurra llamarme así, no sois mis amigos. —Miró a todos en general.