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15 de mayo, 2015

Charlotte


-Esto es una porquería.

Quería dormir, pero me era imposible hacerlo. Aún cuando hay días en que lo hago y las pesadillas me atacan, hay otros en que simplemente no puedo ni cerrar los ojos. Las ojeras se estaban comenzando a pronunciar más de lo que esperaba en mi rostro. Bufe, saque un poco de corrector para ocultarlo un poco, lo menos que quería es tener a Colton encima mío preguntándome si todo esta bien.

No es por ser odiosa o solo ser una piedra en el zapato de mi primo, pero necesitaba que me dejara un poco libre sin tener que explicarle cada paso que daba. Hace tiempo lo había dejado de hacer con mis padres, no quería iniciar eso de nuevo con él.

No quiero falsas esperanzas.

Cuando pude ver que estaba un poco más decente, salí del baño caminando descalza hacia la cocina donde suponía que se encontraba Colton por el ruido y olor de comida. Sin poder emitir ningún ruido un plato lleno de hotcakes estuvo al frente mío junto con un batido de fresa con crema encima.

En silencio termine por lo menos la mitad del desayuno y todo el jugo. No podía dar otro bocado y agradecí que él no dijera nada. Para no desperdiciar la comida, la pongo en el microondas por si me da apetito más tarde.

No quería volver a la habitación, lo seguí cuando me hizo una seña con la cabeza. Con premura me senté en el sillón observando atentamente a Colton que estaba encendiendo la televisión mientras comía un paquete de galletas oreo. Parece que su torre de hotcakes y tostadas francesas no lo habían dañado. Recogí mis piernas hacia mi y las abracé contra el pecho. Quizás tuve que ponerme un suéter antes de salir de la habitación, a pesar de la calefacción sentía frío.

Agradecia que de costumbre mi primo siempre tuviera la cafetera llena que al regresar la cocina solo tenia que servirme mi taza de cafe negro. Aunque Colton no me pidió, lleve otro jarrón para él. Suponía que él también sentía este frío que calaba por mi cuerpo. No era muy fan de lo agrio, así que solo le añadí dos cucharadas pequeñas de azúcar. Tampoco quería volverme diabética, así que esa cantidad de dulce estaba bien.

Pase por una ventana que daba hacia la calle y todo parecía distinto a lo que imagine. Contra todo pronóstico habían niños jugando en la cera con uno que otro perro. Parejas charlando con otras mientras observaban a esos niños jugar de manera distraída.

Todo parecía luz en ellos y en mi oscuridad.

–Un bonito día –comentó Colton.

-Si. -Lo mire de reojo asintiendo lentamente sin apartar la vista de aquella imagen que tenía ante mis ojos.

–Voy a salir con un amigo esta tarde, me preguntaba si quieres venir con nosotros. -lo escuche decir a mi lado. Negué, no sería buena idea.

Se lo que trata de hacer y no va a funcionar, prefiero cortarle el rollo de este momento que hacerlo pasar un mal momento.

–Será divertido, animate Charlie. –insistió sonriente. Hice una mueca tratando de no herir sus sentimientos volviendo a negar. Le tendí una de las dos tazas de café que tenía en mis manos.

No es por ser mala, pero él necesitaba volver a su rutina antes de mi llegada.

Además, no tenía ganas de hacer vida social hoy ni mañana o simplemente nunca. El tema de James es diferente, él solo llego un dia y no quiso despegarse de mí como si fuera una sanguijuela que quisiera chupar mi sangre.

Tormenta Black #1 Cristal RotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora